n la Pontificia Universidad Javeriana, del 4 al 6 de septiembre, se llevó a cabo la Conferencia Internacional Postconflicto y reconciliación en Colombia: dimensiones nacionales e internacionales.
En la tarde del 5 de septiembre, se desarrollaron dos paneles. El primero, abordó el “Modelo de construcción de paz” y fue moderado por Mery Rodríguez. El panelista Oliver Richmond destacó el predominio del pensamiento anglosajón en la construcción de paz y la importancia del aspecto cultural en la búsqueda de la misma. Para Gabriel Rueda, el postconflicto debe comprender un escenario de modelo económico incluyente; entre sus propuestas se encuentran: 1) debido a que no ha mejorado la equidad en el país, se hace necesario revisar las cargas fiscales con fines de redistribuir más equitativamente los recursos; 2) existencia de relaciones laborales dignas, que comprendan la dimensión humana de la relación, y; 3) una responsabilidad social que promueva transformaciones sociales positivas.
Por su parte, Manuel Salamanca recalcó que se debe comprender la paz de manera integral, donde la memoria tenga un uso político que conduzca a la no repetición. Oscar Simmonds resaltó que desde hace 20 años el conflicto colombiano tiene una relevancia regional y global, porque en él intervienen dinámicas y factores como el narcotráfico que afectan al globo casi en su totalidad.
El segundo panel, “Política exterior y postconflicto” fue moderado por Ana María Trujillo. En él, Eduardo Pastrana abarcó las dimensiones internacionales del proceso de paz y del postconflicto en la política exterior colombiana, resaltando que durante el gobierno de Andrés Pastrana se trató de una diplomacia para la paz, cuyo contexto fue la negociación en San Vicente del Caguán. Así, el panelista explicó que el 11 de septiembre que trajo consigo la lucha global contra el terrorismo, por lo que la política exterior de Uribe Vélez giró al servicio de la seguridad democrática, evidenciando una bilateralización de la política exterior en dos sentidos: en lo geográfico hacia Estados Unidos, y en lo económico hacia los tratados de libre comercio; en el gobierno de Santos, se han restablecido de las relaciones con los países vecinos y el gobierno ha reconocido el conflicto.
Diego Tarapués revisó el papel de la Corte Penal Internacional en el caso colombiano: dicha Corte, ha monitoreado el conflicto interno desde 2004, realizando un reporte intermedio publicado en noviembre de 2012. Por su parte, Eduardo Velosa señaló la “narcotización de la agenda”, en las relaciones internacionales y que el Plan Colombia debería reestructurarse y continuar. Wolf Grabendorff, al abordar el papel en un posible postconflicto colombiano de la Unión Europea, especialmente de Alemania, manifestó que al interior de la Unión se presenta dificultades para lograr consensos sobre sociedades postconflicto. Los posibles aportes alemanes se podrían relacionar con experiencia en cambios estructurales, experiencia en reestructuración de regiones y reingeniería del sistema económico.
En conclusión, el foro contribuyó a la pertinente reflexión de temas relacionados con la construcción de paz y la comprensión de un escenario de postconflicto en el país, evidenciando la necesidad de transformar las dinámicas sociales que generan desigualdades, con el fin de contribuir a la construcción de paz.