El 16 de diciembre de 2016 fue un día memorable para Andrés Franco. Como lo soñaba desde 1998, cuando el hoy director del Departamento de Ciencias Biológicas y Ambientales de Utadeo centró su interés en el Continente Blanco, el ARC 20 de Julio de la Armada Nacional zarpaba con rumbo a las gélidas aguas más allá del fin del mundo.
Tras más de un año de preparación, el biólogo marino tadeísta hizo parte de la Tercera Expedición de Colombia a la Antártida, en la que durante cuarenta días del verano austral, 21 investigadores colombianos, dos científicos mexicanos y 71 tripulantes adelantaron estudios sobre el calentamiento de las masas de agua y la biodiversidad de las comunidades planctónicas, entre otros temas (Lea más: Colombia y la Antártida unidas por el plancton).
Diez meses después de culminar esta importante misión que conecta a nuestro país con la Antártida, Andrés Franco fue protagonista del documental “Colombia Austral”, producido por la Armada Nacional, en el que se narran algunas de las experiencias más significativas por parte de los protagonistas de la Expedición, en la que una vez más se demostró que nuestro país es capaz de hacer investigación más allá de su fronteras.
Como lo relata Franco, las investigaciones que se adelantarán con base en las muestras recogidas durante la Expedición, permitirán tomar decisiones no solo desde la ciencia sino también en el ámbito político, pero ante todo, generando conciencia de la conservación de nuestro mares, así como el uso sostenible y responsable de sus recursos.
En el audiovisual, Franco habla acerca de los efectos nefastos que traería consigo el deshielo de los glaciares a causa del calentamiento global, situación que ya se presentó con el desprendimiento de un iceberg del glaciar Larsen: “Hay evidencia que algunos efectos del cambio climático están teniendo impacto no solo en la dinámica oceanográfica sino también en las comunidades de plantas y animales de nuestros océanos” (Lea más: El planeta nos habla a través de Larsen C).
Sea testigo de un viaje asombroso por el Continente Blanco, un lugar biodiverso y reconocido por ser la “biblioteca natural de los océanos”, al confluir todas las corrientes y masas de agua de nuestro planeta.
