No publique por publicar

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No publique por publicar
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Jueves, Marzo 16, 2017
Estudiantes
En algunos casos, publicar se ha convertido en un tema de cantidad más que de calidad. Frente a esto, ¿el investigador debe resistir o seguir el juego?

La academia contemporánea no es la misma de hace 20 años. La forma y las urgencias de publicar, los rankings académicos, la clasificación de revistas y los procesos de revisión por pares, entre otros, han alterado la manera en que se hace ciencia en todo el mundo, al punto de hablarse de “publicar o perecer”. El pasado lunes 6 de marzo, el profesor Jean d’Aspremont, de la Universidad de Manchester, editor general del Cambridge Studies in International and Comparative Law, reflexionó en el conversatorio titulado “Los retos de publicar en la academia contemporánea” acerca de las nuevas lógicas del mercado académico a nivel mundial y la obsesión contemporánea por publicar.

Como introducción al conversatorio, el profesor del Departamento de Ciencias Jurídicas, Fabián Cárdenas, relató las preocupaciones de los académicos colombianos en cuanto a estos desafíos, pues, en algunos casos, la escritura académica se convierte en una exigencia por parte de las universidades, y más que interesarse por ampliar las fronteras del conocimiento, los investigadores se dedican a “cumplir”.

Para d’Aspremont, la obsesión por publicar ha corrompido el ciclo de escritura, al punto que las revistas y editoriales definen disciplinas y dan voz o censura a personas y paradigmas, ya que pueden controlar quién publica y qué se oculta. Los investigadores, por su parte, han descubierto que es más efectivo adecuar sus  conclusiones y escritura a los requerimientos del mercado, pues lo importante es publicar. Así, la tensión que vive hoy en día la academia se da entre la cantidad y la calidad de las publicaciones.

¿Resistir o seguir el juego?

Según d’Aspremont, resulta más gratificante seguir el juego, ya que o no se está en posición de retar al sistema o solo desde adentro se pueden cambiar algunas reglas del “juego”. Recuerde que el ciclo actual de la publicación asegura que los investigadores tengan múltiples roles tales como ser editores, revisores, pares, autores, etc., de manera que todos, de alguna u otra manera, sirven de filtro para regular el mercado de  las publicaciones.

Pero la inclusión de “todos” en el proceso de publicación también trae sus consecuencias. Hoy en día los campos de conocimiento son cada vez más cerrados, y los autores son pares revisores de sus compañeros de trabajo. Esto desarrolla una lógica de “hoy por ti, mañana por mí”, o un bloqueo sistemático de autores y corrientes de pensamiento. Uno de los conflictos de este modelo es la poca interdisciplinariedad que se genera entre los autores, pues resultan leyendo y citando a sus compañeros de trabajo y no consultan qué más se ha dicho por fuera de su círculo.

Para el profesor de Manchester, una publicación puede proponer nuevas aproximaciones, que son revolucionarias y que pueden atacar o enojar a colegas, o puede hablar desde un lugar seguro y no proponer nuevos enfoques. Así, hay que ser estratégicos a la hora de escribir. Una publicación debe alejarse un poco del status quo para no ser repetitiva y hablar dentro de los mismos paradigmas, pero no debe alejarse mucho, ya que no encontrará un nicho de recepción.

La academia contemporánea

La digitalización de la información ha aumentado el acceso y el número de publicaciones de corte académico que existen, al punto que no es posible conocer el estado total de un campo, ni se espera que una persona lo conozca. En términos de d’Aspremont, esto ha creado una paradoja y es que hoy en día hay más información, pero se espera que el individuo comprenda menos.

Frente a esto, los retos de la academia contemporánea, según d’Aspremont, son múltiples. La excesiva información en línea se convierte en un impedimento al pensamiento original, pues hoy en día hay tanto que leer y tanto que publicar que todo se hace selectivamente, no de forma aleatoria. Solo se lee aquello que se debe leer, nada se lee por accidente: es una lectura “funcional”, no ingenua. De manera que se entra en una “rueda de hámster”, leyendo lo que el mismo campo dice y no se va a otros campos a conocer lo que otros hacen, lo cual podría enriquecer la propia mirada.

Pero, ¿cómo salir de la “rueda de hámster”? Hoy en día se leen más artículos que libros, que son argumentos menores o “fotos instantaneas” de grandes argumentos. Aun así, un libro es mucho más valorado como publicación que un artículo, pero nadie los lee. No hay tiempo. Es necesario leer y publicar de forma estratégica. Entonces ¿qué decir y cómo decirlo?

Usar las redes sociales académicas a su favor

Algunas plataformas se han convertido en redes sociales académicas que permiten divulgar la producción científica en todo el mundo. Estas redes han alterado la manera como se entiende el proceso de investigación y lo han convertido en un asunto social. Hoy en día es posible testear el argumento de una investigación antes de terminarla. De esta manera, se conoce de antemano la aceptación que tendrá y es posible recibir retroalimentación por parte del público, lo que permite modificar la metodología o el enfoque.

En algunos casos, como ResearchGate, es posible trabajar en “proyectos”, como una forma de indicar autoría sobre algún tema o mencionar que se está trabajando en algo, para que nadie vaya a robar las ideas o para que ciertas personas hagan parte del proceso de investigación. Es una manera de asegurar un copyright sobre lo que se está diciendo.

En este orden de ideas, ¿cuál es el rol de las revistas en un nuevo mundo académico de redes sociales? Para d’Aspremont, las revistas cumplían la labor de diseminar la información, ofrecer calidad, control, un proceso riguroso de selección, y de editar y poner la información en formatos. Hoy en día, la visibilidad no viene de las revistas, viene del autor mismo a través de las redes sociales. Los artículos son divulgados por los autores de manera temprana, ya que no se espera una edición final del texto, sino que la información esté disponible para consultar de manera temprana.

Finalmente, el consejo de d’Aspremont es uno: pongan sus trabajos en la red, no esperen a que el artículo se publique. El autor es dueño de la información que contiene el artículo, mientras la revista es dueña del .pdf. La labor de una revista es asegurar una publicación de calidad. De esta manera, una vez asegurada la calidad por parte de la revista, usted es libre de divulgar.

Entonces, ¿resiste o sigue el juego?

Reconocimiento personería jurídica: Resolución 2613 del 14 de agosto de 1959 Minjusticia.

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