Friedrich Gulda, pianista austriaco (1930-2000), es una figuras de la música del siglo XX por su talento en la interpretación y por su personalidad excéntrica. Debutó a los 20 años en el Carnegie Hall de Nueva York y no tardó en obtener los más prestigiosos premios internacionales. Aparte de su éxito como intérprete de música clásica buscó otros caminos y encontró en el jazz un refugio a su personalidad cambiante. Cambió su frac por una gorra multicolor y atuendo ligero y siguió interpretando con pasión a los clásicos en las grandes salas. El anecdotario de sus presentaciones y sentido del humor daría para escribir un libro: en una de sus pesadas bromas el propio Gulda envió un fax anónimo anunciando su muerte a una agencia de noticias. Irritados los críticos, pudieron presenciar una semana más tarde un recital suyo en Salzburgo, interpretando un Mozart electrónico. Fue el profesor de Martha Argerich, otro ícono del piano en el siglo XX.
EL MÚSICO DE LA SEMANA, enero 26 a 30, 2:00 p.m.