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Jessye Norman, en Concierto amigos HJUT
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EDITH PIAF LA MÖME
Una vida… una leyenda
Hay vidas que por sus características, por las condiciones, a menudo
desfavorables, en las cuales comienzan o se desenvuelven, pero que llenas de una
tenacidad sin falla, de un espíritu colmado de talento y de la pasión que le
imprimen a cada momento y a cada reto, se convierten en vidas ejemplares,
incluso en leyendas. Tal es el caso de Edith Giovanna Gassion, a quien se le
conoce en el mundo entero bajo el nombre artístico de Edith Piaf.
Nació Edith, el 19 de diciembre de 1915 en París, y cuenta la historia que su
Madre, Annetta Maillard, quien era cantante ambulante, no alcanzó a llegar al
hospital al momento del parto, entonces Edith vino al mundo en la calle de
Belleville, frente a una farola en el número 72, donde hoy hay una placa que
recuerda el acontecimiento.
La pobreza y la profesión ambulante de sus padres los obliga a confiar la niña
a la abuela materna, quien alimentaba a la bebé más con vino que con leche,
esto no dura mucho pues es recuperada por su padre, quien estando próximo a ir
al frente en la Primera Guerra Mundial, la lleva a Normandía donde su
madre, quien es dueña de un prostíbulo en el municipio de Bernay; allí vive
Edith sus años de infancia cobijada por el amor que le prodigaban estas
mujeres, lo que le genera sus primeros sentimientos de aprecio hacia las
personas desfavorecidas, aquellas que sufren una vida dura y difícil.
Luego de la guerra su padre la lleva consigo a vivir la vida de los pequeños
circos itinerantes, donde se descubre cantando en las calles su extraordinaria
voz, hasta el momento de la separación de su progenitor a los 14 años, para iniciar
su vida de artista entre Montmartre, Pigalle y Menilmontat… es cuando
encuentra y se enamora de Louis Dupont, con quien tuvo su hija Marcelle,
quien fallece a los 2 años víctima de una meningitis.
Cantando en las calles la escucha Louis Leplée, dueño de un cabaret, quien la
lleva a cantar allí, ya había grabado su primer disco y comenzaba a tener un
cierto reconocimiento cuando Leplée es asesinado en su domicilio, lo que la
precipita en un escándalo que le cuesta su regreso a cantar en las calles y en
los pequeños cabarets.
Se dice que la vida está hecha de encuentros, y los de Piaf fueron definitivos
en su vida y en su carrera; Raymond Asso es uno de ellos, compositor quien
desarrolla su vida artística junto a la de ella, será su amante, su Pigmalión,
aquel que le ayuda a construir su imagen en el escenario, manejar la voz, el
público, las modulaciones, los gestos; además escribe las letras de muchas de
sus canciones reconocidas, con la complicidad de Marguerite Monnot, otro
encuentro definitivo en la vida de Edith, pues ella se constituye en su
compositora oficial.
Llega la Segunda Guerra Mundial y Piaf ya es una artista de gran
reconocimiento, Jean Cocteau escribe para ella una obra de
teatro, participa en películas junto a Paul Meurisse, interpreta canciones que
llevan mensaje contra la ocupación nazi y se hace una imagen de “protectora
de los artistas judíos”. Luego de esto escribe la letra de La vie en
rose, su más reconocida canción.
Luego llegan los encuentros con figuras como Charles Aznavour en 1951,
quien durante un tiempo es su amigo y confidente, le escribe algunas
canciones de su amplio repertorio; Yves Montand es otro de ellos, junto con
Georges Moustaki, Charles Dumont… entre otros.
Igual de intensa a su carrera artística está la vida sentimental de Piaf, su
relación tormentosa con el boxeador francés de origen argelino Marcel
Cerdán, a quien conoce en Nueva York en 1948 y quien fallece en un
accidente aéreo, la postra en una inmensa depresión, de ello surge la
canción Hymne a l’amour que es uno de sus éxitos más representativos.
En 1956 se casa con el cantante Jacques Pills, de quien se divorcia unos años
más tarde y en 1962 lo hace con Theo Sarapo, joven y apuesto cantante de
origen griego, quien la acompaña hasta el final de sus días, que se produce en
Plascassier en el sur de Francia, a los 47 años, luego de una tormentosa y
extraordinaria vida, que ella traduce a manera de inventario personal y
artístico en su canción Non, je ne regrette rien, que la convirtieron en la diva
de la canción francesa y una de las artistas de mayor reconocimiento en el mundo.
Su entierro atrajo multitudes y su tumba en el cementerio parisino Pere
Lachaise es permanentemente visitada y mantiene flores todo el año… Con
Edith Piaf se va un alma llena de generosidad y un talento tan grande que no
cabía en su pequeño cuerpo.
Detalles de su vida y de su obra serán presentados durante el mes de
noviembre, con ocasión de los 100 años de su nacimiento, en el programa
Historia y tradición de la canción francesa, los días viernes 6, 13, 20 y 27 a las 8 p. m.
Estos programas especiales quieren conmemorar y compartir con nuestros
oyentes el homenaje dedicado a la más reconocida e internacional de las
artistas, a lo largo de la historia de la canción francesa, que en palabras de
Jean Cocteau cuando se enteró de su fallecimiento, dijo “Je n'ai jamais connu
d'être moins économe de son âme. Elle ne la dépensait pas, elle la prodiguait,
elle en jetait l'or par les fenêtres” (Nunca he conocido un ser más
desprendido de su alma. Ella no entregaba su alma, ella la regalaba, ella
tiraba oro por las ventanas).
GABRIEL SUÁREZ R.
Realizador del programa Historia y tradición de la canción francesa
Emisora HJUT 106.9 FM