Tadeístas exponen "Sin Curaduría" en la librería Luvina

La exposición "Sin Curaduría", estará expuesta hasta el 4 de julio en la Librería Luvina (Cra. 5 #26C - 06). "La Libería Luvina es un espacio poético con la excusa del Arte; se venden libros, se toma un buen café o una copa de vino, acompañados de pastelería. Crean un espacio para promover la obra de jóvenes tadeístas junto a jóvenes bogotanos. Esta exposición le dará nombre a la sección expositiva del lugar. Por lo tanto, será un espacio bohemio, heterodoxo, aparentemente inconexo, vibrante; con exposición y venta de obras bajo el pretexto de reunir artistas, coleccionistas, críticos, amantes del arte y, los más importantes: los amigos. Al frente del espacio cultural está el estudiante tadeísta Andrés M. Prieto", dice el profesor Enerdo Martinez.

La Curaduría estuvo a cargo del Doctor en Artes y Profesor Titular del Programa de Publicidad de La Tadeo, Enerdo Martínez; y Andrés M. Prieto, estudiante del Programa de Publicidad de La Tadeo. El día de la inauguración, además, se llevó a cabo la premiación del Concurso de Creadores Tadeístas "Concreta", con el desarrollo de este concurso se destaca el trabajo de los estudiantes de la Facultad de Publicidad de Utadeo, dando certeza y confianza de las cualidades de estos nuevos publicistas, que se enfrentarán a un mundo laboral mucho más competitivo. Los ganadores se llevan un premio de $1.600.000 y dos semanas de entrenamiento en la agencia Mass digital. Dentro de las campañas finalistas se encontraron: La amazona, Degrade y Une Ideé, la campaña La amazona logró llevarse el primer lugar, los ganadores fueron Alejandra Rozo Bonilla y Miguel Ángel Orjuela.  En esta exposición se pueden apreciar obras que forman parte de los trabajos de grado de las estudiantes María Paula Becerra, Laura Páez, Alejandra Romero y Daniela De Mares.

Expositores 

Palabras del director de Luvina en la inauguración de la exposición:

Tuve la certeza de que una buena dosis de incertidumbre era necesaria. Las exposiciones en Luvina siempre habían sido trabajos calculados sobre este espacio limitado. La amistad de  Andrés Prieto y los consejos de Enerdo Martínez me llevaron a pensar en realizar una exposición de artistas jóvenes en Luvina, pero sin curaduría me señaló Enerdo. Por ello la curaduría aquí no existe o está oculta.

Esto es una mirada a través de la ventana. La que ven aquí, la ventana me ha perseguido, un libro de poemas que publique hace años se llama precisamente así: “Desde la ventana”.

Un día cargué sobre mi auto una vieja ventana ganada en una partida de póker al amigo Hasim. Este un viejo inmigrante que se enamoró de esta tierra y se quedó en la sábana de Bogotá hace sesenta años, construyó su casa y esta ventana. Tiene esta un aliento lejano de desierto,  ahí está la línea ovalada que se une indicando arriba, dando fé como respaldando una mezquita. Esta fue la oportunidad para que una chica fotógrafa Maria Paula Becerra colgara sus maravillosas ventanas, nativas ellas, derruidas, desdentadas. El barrio de la Candelaria en Bogotá fue el escenario de su cámara y de sus hermosos dedos.

Caminaban entre los buses por la séptima, venían desde la Candelaria hasta la calle 26, Laura Páez y Alejandra Romero emocionadas por el color, por la maravillosa combinación sonora que son los nombres de los lugares bogotanos, por la fantasía que hace indiferenciable un juguete y una buseta real o la apasionada devoción mundana a la virgen del Carmen.

La otra pared retiene la imagen plasmada por Alejandro Leiva y su selva tropical, el detalle del color, la humedad de la luz y ese juego de espejos que se niegan a reflejar la realidad. Tres cuadros más, con la misma línea, incluyen la figura indígena, el color cruzando los rostros, la búsqueda de otro lugar para hablar de algo que se mueve más adentro.

Tomémonos un café de Luz Dary Gómez, un ejercicio para seguir viviendo. Ella  recupera un trazo de la modernidad, la fortaleza y el color para construir un espacio único: la posibilidad de un café.

El médico-pintor, Jaime Bonilla, no puede abandonar al hombre. Una pareja de desesperanzados posan para que un pintor retrate su alma. Allí está el tedio, la indiferencia, el cansancio y las escasas ganas de seguir. Me agrada el color, el sin brillo, la marginalidad, la escasa ternura que tiene su piel.

Andrés Prieto. Deambula una recreación de Mujer con Flor de Picasso. La noche que lo colgó, me dijo, me gustan las mujeres de Picasso. Pensé que hablaba de la chica con cola de caballo o de Fracoisse, no, hablaba de esta pintura plana que Andrés se atrevió a ponerle textura y un poco de profundidad (un loco me dijo hace años que la copia es mejor que el original).

Y luego Vanesa Castro acerca la mirada  a la Bahía de Cartagena para decir de otra de forma el color de la piel; la mirada salina y esa manera tan peculiar de estar verdaderamente en el mundo cuando se es tan joven.

Manuel Malaver, un viaje exterior e interior. La búsqueda del otro en un acto nada sublime reinventa mundos y rostros. Me gusta su línea juiciosa yo pensaría ahora decirle ahora que le permita al lápiz reír. 

Daniela De Mares, la pequeñez, lo delicado… tanto, que requiere un artificio para su mirada. Esta fotografía del trabajo del grafitero  Ceroke, le permite a ella situarnos al otro extremo: mirar un diminuto grafiti que nos invita a deambular la esquina de la calle 99 con autopista.

Por último: Este baúl deambuló la librería durante nueve años. Todos han tenido algo con él. Depositario de incunables, el baúl de lo inservible, butaca para sentar a los invitados tardíos a una lectura de la obra Borges, repisa de pies cansados y algarabía de un viejo editor de una trilogía de libros sobre el río Magdalena.

Tantos usos le dimos, que olvidamos que viejo pintor primitivista Marcial Alegría, originario de Lorica en el Córdoba, lo había pintado para este sitio. Él no sabe leer ni escribir… sabe pintar, y dibuja su nombre copiándolo de un cartón. Le sale distinto cada vez, como sus cuadros, distintos pero lo mismo, dijo.

Su obra se ha expuesto en 20 países y ha sido elogiado por muchos.