Aunque por lo general se piensa que los corales son sinónimo de aguas cristalinas y puras, esta especie ha logrado adaptarse a ecosistemas adversos y contaminados como la desembocadura del río Amazonas en el océano Atlántico o Cartagena, en donde se encuentra el arrecife de Varadero, el cual se adaptado a la alta carga orgánica de las aguas, producto de la contaminación.
Para Andrés Franco, director del Departamento de Ciencias Biológicas y Ambientales de Utadeo, este ecosistema es una muestra de que es posible “adaptarse silenciosa y cuidadosamente a nuevos escenarios naturales, sin necesidad de dar o acabar con los otro seres vivientes”. Una tarea pendiente para nosotros, los seres humanos.
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