La sociedad colombiana no aprendido a evitar tragedias. Bajo esta premisa, el presidente del Consejo Directivo de Utadeo, Jaime Pinzón, habló acerca del manejo que nuestro país le ha dado a la atención y prevención de desastres, en su columna de opinión publicada en El Nuevo Siglo, bajo el título de “Mocoa: no aprendemos”.
El columnista recuerda que en 1985, en la tristemente recordada tragedia de Armero, no se tuvieron en cuenta las alarmas tempranas sobre el hecho en el que se cree perecieron más de 25 mil personas, y aunque el Estado sostiene que no se dieron niños en adopción, dicha afirmación no es del todo cierta, en la medida que algunos menores fueron robados: “tal el caso de mi odontóloga, Claudia Ramírez, quien perdió a sus familiares más cercanos y a su pequeño que se encontraba con ellos, está convencida de su supervivencia, lo identificó en un video, rememora el desorden, los recursos se encauzaron mal, documentos se traspapelaron”.
Pinzón advierte que esta situación puede volver a presentarse en Mocoa, pues aún hay varios niños desaparecidos, al tiempo que las acciones que los diferentes organismos del Estado, de socorro, no gubernamentales y de la sociedad civil han prestado, han sido descoordinadas: “Lo de Mocoa, el esfuerzo para paliar deslizamientos en Manizales, crecidas de arroyos en Barranquilla, muestran que continuamos lejos de obtener mejores resultados y no somos capaces de impedir el pillaje”.
Por su parte, el consejero enfatiza que en las ciudades los simulacros de terremoto tampoco coinciden con lo que sucedería en un sismo, es por ello que las autoridades colombianas deben escuchar a conocedores del tema y aprender de ellos.