Una coyuntura en la que la “justicia” y la “impunidad” parecen ser sinónimos, y donde la palabra “corrupción” engloba a ambos conceptos, es la radiografía que plantea el consejero y ex rector de Utadeo, José Fernando Isaza, en su más reciente columna de opinión en El Espectador, a propósito de los escándalos por corrupción que enlodan a las altas cortes y a algunos jueces de la República, conocidas como ‘El cartel de la Toga’.
Según el columnista, el escándalo ha superado lo imaginable, pues se ha llegado al punto del tráfico de las sentencias y de selección de tutelas, donde se actúa, no con base al derecho, sino más bien al monto de la coima recibida: “El juez de circuito corre un mayor riesgo que los jerarcas de las altas cortes, puede ser descubierto, procesado y aun condenado. Los magistrados de las cortes gozan de un fuero especial que les garantiza casi completamente la impunidad. El tortuoso paso por la Comisión de Acusación, institución que ha demostrado hasta la saciedad su inoperancia, les permite eludir la sanción penal por los delitos cometidos”, destaca Isaza.
El consejero recuerda que los magistrados no pueden eludir la responsabilidad que les compete al rechazar la reforma constitucional que modificaba el sistema de juzgamiento actual: “Si la corrupción está incrustada en los más altos niveles, el mensaje que se da a la delincuencia es claro: si no les pasa nada a los delincuentes que dirigen la tercera rama del poder, no hay motivo de preocupación para los delincuentes de menor jerarquía”, acota Isaza.