“Mientras se mantenga la política de convertir un vicio en un delito penal, las muertes y la corrupción seguirán proliferando”

Utadeo en los Medios
“Mientras se mantenga la política de convertir un vicio en un delito penal, las muertes y la corrupción seguirán proliferando”
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Jueves, Noviembre 16, 2017
Estudiantes
Así lo destaca José Fernando Isaza, en su columna de opinión en El Espectador. Para el consejero de Utadeo, llevar a la cárcel a los consumidores de alucinógenos no resuelve el problema sino que lo agrava. Holanda ha sido un buen ejemplo de política pública para el tratamiento de la drogadicción, puntualiza.
Fotografía: Oficina de Comunicación

Una mirada a la política holandesa sobre el tratamiento a la drogadicción es el análisis más reciente del consejero de Utadeo, José Fernando Isaza, en su columna de opinión publicada en El Espectador bajo el título de “Sobredosis”. Para el columnista, la estrategia adoptada por el país europeo al tratar este problema desde la salud pública y no como un delito, ha sido una medida sensata que ha disminuido la tasa de muertes por sobredosis por cada millón de habitantes.

Así, destaca Isaza, mientras Holanda cuenta con una cifra de 11,1 muertes por cada millón de habitantes, el sistema prohibicionista en Estados Unidos ha logrado que la cifra de decesos alcance las 172 muertes por millón: “Se ha querido asociar el escandaloso aumento de muertes por sobredosis en EE. UU. al incremento del área sembrada de hoja de coca. Las estadísticas no avalan dicha conclusión. En el período antes mencionado se registraron 65.000 muertes por sobredosis de drogas, un crecimiento del 124 % en sólo tres años. El 80 % de los decesos son por heroína y fentanil, alucinógeno que es 50 veces más potente que la heroína: unas pocas gotas son sobredosis. En el último año, las muertes por este opiáceo se duplicaron”, argumenta el ex rector de Utadeo, quien recuerda que en la última década en ese país han disminuido las muertes por cocaína pero se han incrementado exponencialmente los fallecimientos por sobredosis de heroína.

Así mismo, cuestiona Isaza, las muertes asociadas al consumo de alcohol y al mal uso de analgésicos ha ascendido vertiginosamente en los Estados Unidos y cuadruplican la cifra por consumo de opiáceos, pero nadie ha propuesto la medida “absurda” de bombardear los laboratorios farmacéuticos o las destilerías de licores: “El alcoholismo se trata como un problema de salud pública con restricciones estrictas para el suministro a menores de 21 años. Las muertes directas vinculadas al alcoholismo superan 4,5 veces las atribuidas a la cocaína (…)La marihuana dejó de ser una preocupación en EE. UU. De hecho, está legalizada para uso recreacional en muchos estados. EE. UU. es autosuficiente. El valor de la cosecha es el mayor de los productos agrícolas, superando al del maíz”.

El columnista también reflexiona acerca de las políticas prohibicionistas, pues considera que la drogadicción debe ser vista como un vicio y no como un delito penal: “Llevar a la cárcel a los consumidores del tabaco y del alcohol, como se hizo antaño y como se hace hoy con los de alucinógenos, lejos de resolver el problema, lo agrava”, finaliza.

Consulte la columna de opinión, aquí. 

Lea la columna de opinión en la versión impresa de El Espectador. 

 

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