“No basta con limpiar costas y mares”, es necesario acompañar estas actividades con programas sólidos de educación ambiental dirigidos a la ciudadanía, en la medida que las campañas de limpieza submarina y de playas, en muchos casos, se convierten en eventos sociales más que de conservación. Esta es la reflexión que hace el director del Departamento de Ciencias Biológicas y Ambientales de Utadeo, Andrés Franco Herrera, en su más reciente columna de opinión publicada en El Tiempo.
Según Franco, Colombia presenta alta cantidad de desechos en sus ríos Magdalena, Atrato y Sinú, que posteriormente llegan al mar. Una investigación realizada en Utadeo demostró que plásticos, icopor, madera, vidrio y colillas de cigarrillo son desechos comunes: “más allá del acto irrespetuoso de arrojar desechos a las entrañas de nuestros ecosistemas naturales, preocupa el hecho de que el enfoque con el que se aborda este problema no sea el adecuado”, puntualiza el tadeísta.
Precisamente, dicha preocupación se ha hecho evidente en otras latitudes del planeta. Así, por ejemplo, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos creó el Marine Debris Program, recolectando este año cerca de 1.600 toneladas métricas de desechos, al tiempo que ha capacitado a 1.800 profesores y 18.300 estudiantes de primaria y secundaria en el manejo de estos residuos.