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Boletín - Diciembre 2014

Boletín - Diciembre 2014
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Jueves 22 de Enero 2015

NAVIDAD: LA JUSTICIA Y LA PAZ SE BESAN

                                                                                             

Celebrar la navidad es afirmar que Dios es, para siempre, parte de nuestra propia humanidad: “El verbo se hizo carne”. El niño nacido en Belén, acogido por los pobres y por los sabios, es, en palabras del profeta Isaías, inmortalizadas en la música de Handel, El Mesías, El Príncipe de la paz. Así lo anuncian los ángeles en las alturas, en esa noche de paz recogida en un bello villancico. Cada uno de los episodios que nos son familiares a través de la Biblia, la tradición popular, la iconografía religiosa, la música y las artes subrayan esta buena noticia. En el monte de las bienaventuranzas Jesús llamará dichosos a los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios, y en su discurso de despedida dirá a sus discípulos “mi paz os dejo mi paz os doy, no como la del mundo”. Con su entrega destruyó el muro que nos separa, el muro de la discordia, de la exclusión, del odio y la venganza y nos abrió el camino de la reconciliación. Este mensaje de Navidad tiene para nuestro país una especial significación: ser un llamado para que la paz sea fruto de alianzas duraderas y sinceras, para que Colombia sea una llanura donde la paz borre las ruinas y queden atrás el hierro y el furor de los combates. Donde la victoria se logre con el diálogo y no con las armas. Donde quienes están privados de la libertad, la recuperen y regresen al hogar que los espera. Donde las voluntades se dispongan a la reconciliación, que exige la verdad, el reconocimiento del mal causado y su reparación, con la participación activa de las víctimas, para que no se conviertan en encubrimiento e impunidad. La Navidad es un llamado para que los enemigos vuelvan a la amistad y los adversarios estrechen sus manos. Para que el perdón venza al odio y la reconciliación a la venganza, para que las espadas se conviertan en arados y las lanzas en pentagramas, para que el amor y la verdad se den cita y la justicia y la paz se besen.

El compositor inglés Vaughan Williams, quien vivió de cerca los horrores de la guerra de 1914, compuso la cantata “Dona nobis pacem” en la que el barítono canta una promesa de paz, inspirada en el profeta Isaías: “No tengas miedo ni te preocupes. Dios te ama: ¡anímate y ten valor! El segundo templo será más hermoso que el primero. Entonces haré que haya paz en este lugar. Ellos convertirán sus espadas en arados y sus lanzas en hoces. Ningún pueblo volverá a tomar las armas contra otro, ni a recibir instrucción para la guerra. El amor y la verdad se darán cita. La paz y la justicia se besarán. Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres que ama el Señor”.

La Navidad seguirá presente en la cultura, en el arte, en las obras de los grandes maestros, en la música de Bach y de Messiaen, en la canción popular, en los villancicos, en el alma de los niños y el amor de las familias, en las comunidades que infatigablemente trabajan por el prójimo, seguirá siendo un grito de paz y de fraternidad porque es la presencia de Dios entre los hombres.

 

Feliz Navidad

 

Padre Alfonso Rincón González
Realizador programa Lo sagrado en la tradición musical