Una de las principales alternativas de las ciudades modernas para alcanzar una movilidad sostenible es la de contar con un sistema de transporte público organizado, eficiente, asequible y con buenos estándares de calidad en el servicio al usuario. A pesar de ello, las ciudades latinoamericanas se caracterizaron durante el Siglo XX por sus similitudes en cuanto a la desorganización del transporte colectivo: empresas cuyo único rol es el de intermediarias para la obtención de un permiso de circulación, un gran número de propietarios individuales de vehículos, competencia en la vía por recoger más pasajeros y una falta de control total por parte de las autoridades locales. El resultado de esos elementos también ha sido similar: vehículos viejos y contaminantes cuyas rutas se concentran en el centro de las ciudades, altos niveles de contaminación y congestión, alta presencia de accidentalidad o siniestralidad vial y una muy mala calidad del servicio al usuario en comparación con el precio de la tarifa.
Por esta razón, uno de los principales retos de administración pública en estas ciudades ha sido el de lograr reorganizar este esquema perverso, logrando mejorar la eficiencia del sector empresarial del transporte, otorgando una mejor prestación del servicio al usuario y generando beneficios para la ciudad. Si bien los mecanismos utilizados para lograrlo en cada ciudad son diversos, se presenta una tendencia hacia el enfoque en dos medidas principales: generar una competencia por el mercado y no en el mercado (principalmente mediante mecanismos de licitaciones de rutas) y propiciar una articulación entre los diferentes modos de transporte con los que se cuenta a nivel urbano y regional.
En este artículo se presenta un análisis de los retos de administración pública en términos políticos, económicos y técnicos que debe enfrentar el nivel gubernamental (tanto de nivel local como nacional) para generar un esquema organizado en una figura a la que denominaremos Sistema Integrado de Transporte Público, así como se presentarán algunas consideraciones sobre el cambio empresarial que se genera en las organizaciones transportadoras tradicionales con estos procesos de modernización.
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