Amaneceres y atardeceres que enamoran

Amaneceres y atardeceres que enamoran
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Foto: Tatiana García.

Junio de 2016, nos encontramos en nuestros últimos días de vivir en Tianjin, de conocer sus costumbres, su cultura, su dialecto y sobre todo los paisajes que enamoran y te hacen sentir paz y tranquilidad.

En este momento nos encontramos a las afueras del Museo de Tianjin, un lugar que nos enamoró. Son las 8:00pm, todas las familias se encuentran con sus hijos jugando alrededor del parque, niños con sus patines, con sus bicicletas, con sus juguetes, acompañados de sus familiares y de sus mascotas, disfrutando un atardecer en familia. Todos se sientan alrededor del lago a presenciar el espectáculo que está por comenzar.

Nosotras, sorprendidas de tanta felicidad que irradian las personas a nuestro alrededor, la emoción que demuestran  por presenciar el espectáculo, nos miran, nos sonríen, nos preguntan de dónde somos, nos toman fotos y nos agradecen, no solamente lo presenciamos en este lugar y este día sino durante toda nuestra travesía.

Ya son las 8:30 de la noche, la hora en que empieza este acto donde el agua baila al son de la música, es inevitable que de nuestros rostros salgan lágrimas de felicidad por ver un espectáculo donde todos están en silencio, quizás sorprendidos o simplemente disfrutando del momento. Nosotras en silencio, solo se nos viene a la cabeza el momento en que llegamos a este país, que nos abrió sus puertas y nos enamoró con su cultura, su comida,  su gente,  sus paisajes, con esos amaneceres y atardeceres tan resplandecientes y tan llenos de luz y de vida que jamás olvidaremos.

En estos quince minutos de espectáculo las cuatro decíamos queremos quedarnos, con lágrimas en los ojos, no nos queremos ir porque hasta el momento solo han sido 16 días de estar en este país, y aún queremos más.

No solamente hemos hecho amigos chinos sino de todo el mundo, hemos disfrutado las clases, la Universidad, las actividades, las salidas culturales,  nos hemos olvidado de nuestros problemas, de las cosas insignificantes de la vida y hemos disfrutado al 100%.

Se acaba el espectáculo, fue tan corto pero tan largo a la vez que despertamos de un sueño, nos miramos y solo nos sonreímos, con nuestras miradas nos respondemos que el estar aquí  es un privilegio, la felicidad, la paz y la tranquilidad que vivimos en ese momento es inexplicable. Solo podemos decir que fue uno de tantos lugares a los cuales queremos volver, que nos robó un pedacito de nuestra vida, de nuestro corazón, y allá se quedaron y seguirá presente el recuerdo hasta que volvamos, porque sabemos que los esfuerzos valen la pena y que esta despedida no fue un Adiós  China, Tianjin, si no es un hasta pronto, porque nos vamos felices y enamoradas de una ciudad que nos brindó los mejores momentos de nuestra vida.

Gracias China, gracias Tianjin, gracias Instituto Confucio Utadeo, gracias Tianjin Foreign Studies University. 

 

Tatiana García.

Estudiante de Relaciones Internacionales.

Universidad Jorge Tadeo Lozano.

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