Experiencias en China: La Ciudad Prohibida

Experiencias en China: La Ciudad Prohibida
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Foto: Nicolás Mogollón Barbosa

China es el gran Gigante Asiático, eso es lo que siempre hemos escuchado y ahora no me cabe la menor duda de ello. Basta con mirar al horizonte donde el panorama sigue siendo ciudad, esto es similar a ver por primera vez el mar, indescriptible pero gratificante.

Nuestro grupo se alojó durante tres semanas en Tianjin, la perla de China, específicamente en la Universidad de Estudios Extranjeros de Tianjin., una universidad tan grande como el recibimiento que tuvimos por parte de esta. Si bien fueron semanas muy intensas y con bastantes visitas he de escribir una de las que hicieron mella en mí durante el viaje, la visita a la Ciudad Prohibida.

Con una vasta área de 720.000 m2 y erigido entre los años 1406 y 1420 este terreno que perteneció a emperadores ofrece un panorama asombroso y tradicional de la cultura china, un deleite para el ojo, basta con observar desde lo más grande hasta lo más chico para darse cuenta de la cantidad de detalles con la que esta cuenta.

Paredes rojas, tejados amarillos, detalles azules, verdes y dorados, esculturas que alzan su vista al cielo y formas de dragones hacen parte de la riqueza visual que encontramos en este lugar. También lo rodea un aura de misticismo y costumbres, las personas (me incluyo entre estas) tocan las esferas que se encuentran en las puertas, se apilan para tomar fotos de los adentros de esta ciudad y recorren los pasillos, llenos de textos en los cuales se narra la historia de este lugar.

“Sigan al mono” era la instrucción de nuestro guía, un personaje dedicado a guiar turistas en diferentes lugares y países, profesión que- me contó- es de toda la vida. Caminar la ciudad ese día fue especial, el cielo estaba azul  y el sol caía a plenitud sobre nosotros, este clima hizo brillar y destacar los colores de la arquitectura, que le ganaban al calor que estábamos sintiendo.

Sus patios vastos reflejan tiempos pasados y no podían faltar las icónicas esculturas de los animales con forma leónica, el macho con el mundo bajo sus patas, símbolo de dominio y poder, y la hembra con un cachorro bajo sus patas, símbolo de amor y protección.

Debido a su vasto terreno nos limitamos a recorrer áreas específicas, y aunque queda un sinsabor en la boca por las ganas de querer explorar todo.

En verano es recomendable llevar ropa ligera, bloqueador solar, hidratación y la mejor disposición para caminar. Esta es una experiencia que recomiendo a quienes estén leyendo este artículo y uno de los planes imperdibles en China, visitar el lugar que la UNESCO ha declarado como patrimonio de la humanidad en 1987.

 

 

Nicolás Mogollón Barbosa.

Estudiante de Diseño Industrial.

Universidad Jorge Tadeo Lozano.

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