En estos meses he podido ver como un país tan grande como China tiene un punto de encuentro en la riqueza de su lenguaje y como cada región que he visitado me muestra una nueva cara del gigante asiático. He visto como los rostros sonrientes de los habitantes de Shijiazhuang (una de las ciudades más polucionadas del mundo) se llenan de asombro al ver a un extranjero y descubrir templos desconocidos incluso para algunos chinos.
Estar en armonía con la agitada vida nocturna de Shanghái y sus futuristas construcciones, visitar Beijín y sus ancestrales construcciones en donde vivieron emperadores, gobernantes y personalidades históricas, y además dejarse sorprender con lo vanguardista que resulta ser el distrito de arte y sus curiosos orígenes. Por supuesto Tianjin, una ciudad llena de gente tranquila que vive la agitación de una gran ciudad sin parecer demasiado consternados al respecto, en donde uno vive la historia día a día en cada calle que recorre; todos estos contrastes solo se pueden entender a través de su filosofía de vida fundada en el confucianismo, de su preocupación por el guanxi (es más importante a quién conoces que cuanto sabes) y su visión colectivista de la vida (se es parte de un todo).
Solo puedo resumir esta experiencia única y recomendarles a todos aquellos estudiantes que quieran visitar China por negocios, estudio o placer, que no se pierdan la oportunidad de hacerlo pues realmente cambia todas las perspectivas que tenemos del mundo.
Karen Ariana Cruz.
Estudiante de Idioma chino en la Universidad de Estudios Extranjeros de Tianjin.
Becaria del Instituto Confucio Utadeo.