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Boletín - Mayo 2015

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SVIATOSLAV RICHTER
Y LA TRADICIÓN DEL PIANO RUSO

En el año 2015, los amantes de la música celebramos el centenario de uno de los grandes pianistas de todos los tiempos: Sviatoslav Richter (1915-1997). La vida musical del artista es verdaderamente fascinante. Richter llegó al piano de manera tardía, siendo él mismo su propio maestro. A los 19 años de edad ofreció un recital con obras de Federico Chopin. Sus estudios formales comenzaron a los 22 años cuando ingresó al Conservatorio de Moscú. En este templo ruso de la música Richter conoció y estableció una profunda amistad con el compositor Sergei Prokofiev, estrenó algunas de sus sonatas y estuvo en el podio para la primera audición de la Sinfonía concierto para cello, con Mstislav Rostropovich como solista.

La carrera de Richter como pianista lo llevó a dar más de 120 conciertos al año en Rusia y otras ciudades de Europa del Este. Aquellos melómanos que durante sus viajes pudieron escucharlo eran considerados personas privilegiadas. Su fama se extendió por todo el mundo gracias a las grabaciones del sello Melodya. Sus primeros registros sonoros revelan una personalidad fuerte y compleja. Pocos artistas interpretaban la obra de Johann Sebastian Bach y de los compositores del periodo clásico con una claridad que permitiera al oyente apreciar las voces internas de la música. El Chopin de Richter era introvertido, un diálogo secreto entre el compositor y pianista; su Mozart era refinado; mientras que su Prokofiev era extrovertido y en algunos momentos agresivo.

El catálogo musical de nuestros días ofrece una gran cantidad de discos realizados por los sellos más prestigiosos, RCA, Philips, EMI, Columbia y DGG. Existen también valiosos documentos de sus presentaciones en las grandes salas de conciertos del mundo. Resulta curioso enterarnos de la aversión que el maestro ruso tenía por el estudio de grabación dada la gran presión que sentía. Cuando se trataba de grabar conciertos en vivo, los técnicos, a petición del pianista, debían esconder los micrófonos entre las lámparas, floreros y telones del escenario.

Richter amaba a su público, a nuestro tiempo llegan reportes de sus conciertos con programas que incluían sonatas de Haydn, grandes obras del repertorio romántico y una generosa dosis de la obra de su compositor favorito: Sergei Prokofiev. Después venían los regalos con obras de Chopin y Schubert. En el campo personal, Richter era un ser humano amable, de exquisito sentido del humor. El vodka, la buena comida y la conversación hacían parte de su vida cotidiana. Richter amaba también la tranquilidad del campo. Cuando se trataba de la preparación de sus conciertos, podía pasar hasta 12 horas en la sala de ensayos. Nadie podía interrumpir su estudio y se dice que en repetidas ocasiones destruyó los teléfonos de su casa para no ser molestado.

En el mes de mayo, en el programa “Música Nocturna, Argos” (lunes a viernes a las 11 de la noche), escucharemos algunos de los documentos sonoros más importantes del maestro Richter. Igualmente, disfrutaremos de su arte como parte de la programación que hemos bautizado “Titanes de la música rusa” el viernes 1 de mayo.

José Daniel Ramírez Combariza
Equipo de programación HJUT
Emisora HJUT 106.9 FM 

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