Las tortugas marinas, especie que se encuentra en vía de extinción, son el objeto del proyecto Conservación de Tortugas Marinas, que surgió a partir de la iniciativa de un grupo de estudiantes del programa de Biología Marina que inició un estudio, hace 15 años, para ayudar a salvar a estos reptiles que se encuentran en peligro en esa zona del país. Esta iniciativa obtuvo el respaldo de la universidad y de esa manera fue adquiriendo forma el proyecto que hoy día se ha encargado de realizar 11 liberaciones, con aproximadamente doscientos mil tortugas que han sido regresadas al mar.
El portal Las Dos Orillas habló con una de las estudiantes que hicieron parte de ese grupo inicial, la tadeísta Nataly Morales, bióloga marina, quien sostuvo que una de las principales causas de que las tortugas marinas estén en peligro de extinción es el atractivo que existe en la carne y los huevos de estos animales para el consumo humano, pero que además, las tortugas se ven amenazadas por la presencia de otros animales que se encuentran en la zona, como los perros y las aves que se comen los huevos de las tortugas recién nacidas.
El proyecto ha pasado por diferentes etapas. Inicialmente se comenzó con el avistamiento de las tortugas cuando ponían los huevos en la playa y el proceso de incubación. “Nos pasábamos sesenta días cuidando los nidos y luego del nacimiento, antes de entrar al mar, la mayoría de los neonatos eran depredados por aves y cangrejos. Todo ese esfuerzo se veía perdido” dijo a Las Dos Orillas Aminta Jáuregui, bióloga marina y profesora de Utadeo, quien empezó a trabajar en el proyecto con el grupo de estudiantes, después de que esta iniciativa recibió el respaldo de la universidad.
En vista de los problemas que existían para que los huevos fueran incubados de forma adecuada y las crías sobrevivieran, el proyecto prosiguió a utilizar incubadoras hechas con neveras de icopor y arena de mar, en donde los huevos pudieran ser cuidados. Al nacer, las tortugas son llevadas a unos tanques de agua de mar, en donde son alimentadas y protegidas hasta que alcanzan los 35 centímetros y después son liberadas. Las Dos Orillas destaca también el proceso educativo que se ha desarrollado por medio del programa en colegios, y con los pescadores y habitantes de la zona del Tayrona, para que participen en dicha iniciativa para salvar a estos reptiles.