Así se protege La Candelaria de la ESCNNA (Capítulo 2)

En el marco de la certificación de La Candelaria (Bogotá) como área turística sostenible, se vienen adelantando acciones para prevenir la Explotación Sexual Comercial de Niños, Niñas y Adolescentes (ESCNNA) en el contexto de viajes y turismo.

Gracias a un trabajo articulado con la alcaldía local, los gremios, los prestadores de servicios turísticos, los líderes sociales y la Fundación Renacer, un grupo de mujeres fueron capacitadas como agentes protectoras de la niñez para hacerle frente a este fenómeno en su localidad. Estas mujeres son productoras informales que tienen una historia de vida que vale la pena conocer.

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Ana Lilia Vargas, la diseñadora

 

La protectora de La Candelaria

Ana Lilia Vargas Quintana, a simple vista, parece una persona como todos nosotros, sin nada extraordinario por decir, con una vida totalmente cotidiana. Ana, junto a su esposo, pasa sus días produciendo chaquetas, correas y maletas hechas en cuero animal. La mayoría de veces las vende en las ferias que realiza la Alcaldía Mayor de Bogotá. Detrás de todo este panorama, existe una verdadera mujer protectora de la niñez y la adolescencia colombiana.

Ana Lilia, desde un pequeño puesto comercial, vigila con ojos de halcón. Su objetivo es proteger a los infantes que pasan sus días recorriendo las antiguas calles de la localidad de La Candelaria. Ella quiere prevenir y alertar a las autoridades cuando sospecha que un menor está siendo víctima de Explotación Sexual Comercial de Niños, Niñas y Adolescentes (ESCNNA).

Los delitos ESCNNA consisten en la utilización del cuerpo de un niño o niña, o de su representación, con fines de dominación, gratificación o lucro, a cambio de una retribución tangible o intangible, o de una promesa de retribución para el niño o niña, o para otra persona. El niño, en definitiva, es tratado como objeto sexual y mercancía. Es una forma de trato inhumano, cruel y degradante y, por lo tanto, asimilable a la tortura.

Ana Lilia resguarda a los menores de edad, víctimas de estos crímenes, en el contexto de explotación sexual de niños, niñas y adolescentes asociada a viajes y turismo, que consiste en el ofrecimiento y/o utilización sexual de niños por personas que viajan de un país a otro, o entre ciudades de un mismo país. En este caso, los explotadores se valen de las facilidades que ofrece la industria turística. Según las investigaciones, los “tahúres” sexuales son arreglados de manera informal entre amigos o colegas, pedófilos o no, y en algunos casos con participación de agentes de viaje.
 

Ana Lilia expone uno de los diseños más resientes de su empresa ANALVY. 

En promedio, anualmente Colombia recibe a 3.5 millones de visitantes, cautivados por los paisajes, la gastronomía y la cultura, pero también por la reputación que el país lleva encima como destino de turismo sexual. De acuerdo con investigaciones de Unicef, en Colombia existen 55 mil víctimas de trata de personas que son menores. Las niñas, entre los 12 y 14 años, son las más vulnerables.

Ana Lilia tiene ubicado su puesto de cuero en uno de los mayores lugares turísticos de la ciudad de Bogotá, la plazoleta del Chorro de Quevedo. Desdé ahí vela por la seguridad de los infantes, llegando a ser una heroína sin capa para ellos. Su uniforme es un chaleco que la certifica como protectora contra estos delitos, certificada por la Fundación Renacer. Para llegar a este reconocimiento, realizó varios cursos durante el último año para especializarse en el tema. Fueron dictados por la Fundación Renacer, una organización social, cuyo propósito es contribuir a la erradicación de la Explotación Sexual Comercial de Niños, Niñas y Adolescentes – ESCNNA.

En caso de que Ana Lilia presuma que algún menor de edad está siendo damnificado por ESCNNA, la ruta de atención a seguir es muy sencilla. Primero se identifica la modalidad de la ESCNNA, ya sea de forma verbal, escrita o telefónica. El segundo paso por seguir es la recepción del caso y la denuncia. Allí se verifican los derechos vulnerados. Después se realiza la prevención y la atención. Y el último paso es el restablecimiento de los derechos.

Ana Lilia ha decidido vincularse a la fundación, argumentando que “los niños son el futuro de nuestro país. Es deber de todos los ciudadanos protegerlos ante cualquier peligro, siendo madre y, recientemente, abuela, me pongo en los zapatos de todas aquellas madres que les arrebatan a sus hijos. Para cometer crímenes contra los derechos fundamentales de la niñez. No me puedo imaginar, que mi hijo pase por una situación que exponga su vida. Si puedo ayudar a mantener la inocencia de los niños, junto a la mano de Dios, voy a poner mi grano de arena para protegerlos”.


Puesto de venta, Chorro de Quevedo. Allí comercializa sus productos y vigila que no se comentan delitos ESCNNA.

 

Diseños de amor ANALYV

Ana Lilia, junto a su esposo Crispi Díaz Beltrán, fundaron su propia empresa ANALYV. Se dedican a la confección, diseño y tejido de chaquetas, bolsos y correas hechas con cuero de animal, desde hace once años. El proceso de realización puede llegar a durar tres días. Son siete pasos que el esposo de Ana realiza cada día. Primero, extiende la tela sobre una superficie plana, previamente, desenvuelve el patrón elegido y coloca los trozos sobre la tela para que no se superpongan. El segundo paso, dibuja alrededor de las piezas del patrón con un marcador de tela. Dibuja tan cerca de los bordes de las piezas como sea posible y no mueve las piezas durante el proceso de dibujo. El tercer paso, retira las piezas del patrón, las tira o las guarda para usarlas después. Luego, recorta las piezas que ha dibujado. Corta alrededor de la tinta del marcador de tela, para que ninguna permanezca en las piezas que se van a utilizar para la chaqueta.

El cuarto paso, revisa las instrucciones que acompañan el patrón para asegurarse de que haya cortado todas las piezas que se necesitan y que se asemejan a las formas indicadas en las instrucciones. Los componentes comunes de la chaqueta que existen, en la mayoría de los patrones, incluyen dos piezas idénticas que constituyen el panel frontal de la chaqueta, dos piezas idénticas para la parte posterior, una parte superior e inferior para cada manga, un bolsillo y una cubierta de la bolsa y una banda para el cuello o collar. Algunos patrones más complejos incluyen una pieza grande de tela llamada sesgo continuo, que se cose en el interior de los paneles frontal y posterior de la chaqueta, a manera de forro.

El quinto paso, cose las piezas del patrón utilizando una máquina de coser. La mayoría de los patrones requieren que primero se conecten las dos mitades de la parte frontal de los paneles traseros, y que después conecten los paneles traseros en el centro, creando la forma de un chaleco. Si el patrón incluye un sesgo continuo o un revestimiento, conectará este a la parte interior del chaleco. El sexto paso, conecta las secciones inferior y superior de las mangas y las cose a los hombros del chaleco, ya que, probablemente, será el siguiente paso en las instrucciones que acompañan el patrón. Cose el forro al bolsillo y lo conecta a la esquina inferior derecha de la chaqueta. Cose el cuello, como último paso. Recorta los hilos sueltos y voltea la chaqueta. Ya está lista para usar.

Ana Lilia, previamente, va a comercializarlas en las ferias oficiales de la Alcaldía. Sus clientes siempre han garantizado calidad absoluta en sus productos, provocando un aumento de demanda. Un número importante de los consumidores de su material, la recomiendan a sus conocidos y amigos. Las chaquetas pueden llegar a oscilar entre los 300 mil y los 600 mil pesos colombianos, pero, todo depende del tipo de cuero y estilo que solicite el cliente. Los tipos de cuero que manejan son: vaca, becerro, potro y cabra. Cada tipo de piel de animal maneja calidades diferentes. La vaca, su estructura es compacta, presenta cierta rigidez y, aun así, es flexible. Por eso es muy resistente y dura bastante. Además, es suave al tacto. El becerro se caracteriza por su textura suave y delicada, como aterciopelada. El potro, sus características cambian según la sección del animal. En la parte delantera la piel es liviana y su textura semejante a la de algunos tipos de pieles de caprino, siendo más gruesa y compacta en la parte superior de los cuartos traseros. La cabra, sus pieles son muy finas. Su estructura es muy compacta y es muy flexible, lo que la hace muy resistente.

Despedida del sobrino de Ana Lilia Vargas por su viaje a China.

Los estilos que manejan en esta textilera son: bomber flight, las bombarderas son abrigos de cuero hasta la cintura, con un forro interior suave. Double rider, grandes solapas, un cuello ensanchado. Chaqueta racer, en un color de cuero natural o negro llano, estas son la opción más elegante para una chaqueta de cuero. También realizan chaquetas institucionales.

Ana Lilia y su esposo están muy orgullosos de su pequeña empresa, ya que, gracias a esta, han podido viajar y pagarle la universidad a su hijo Alexander Diaz Vargas. Pero, tienen grandes ambiciones para su familia y su negocio. A Ana le llegó la oportunidad de exportar, pero se dio cuenta de que la empresa que les dio la opción de hacer el negocio, lo que realmente quería era usar sus prendas como mecanismo de camuflaje de droga. Se negaron rotundamente a la oferta. Ana no dejaría que ese inconveniente le frenara sus sueños. Con eso en mente, decidió inscribirse a cursos libres de Tejido de Cuero, en la Universidad Corporación Unificada Nacional de Educación Superior (CUN). Allí espera aprender nuevos conocimientos y experiencias para mejorar la calidad de sus productos. Los maestros la describen como una persona capacitada y con un enorme talento. “Ana Lilia se esfuerza y le pone el alma a cada diseño. Es una gran estudiante”, comentó Mildred Escobar, directora del programa de Diseño de Modas de la Universidad CUN.

Las costuras de sus seres amados

Ana Lilia ama profundamente a su familia. Ana tiene cuatro hermanos, siendo la segunda hija del matrimonio de sus padres. De ellos le quedó la lección del amor verdadero. “El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Corintios 13:4-7”.

Ana Lilia recuerda esta frase de la Biblia, con especial cariño. Aunque ella entiende que a veces el matrimonio es de constancia y esfuerzo, siente que, de la mano de Dios, todo es posible. Ana Lilia lleva 33 años de matrimonio con Crispi Díaz Beltrán. Se conocieron en el Colegio Antonio Ricaurte, pero se presentaron formalmente en una fiesta de último grado.

Su futuro esposo resultó siendo el hermano de uno de sus mejores amigos de aquellas épocas, comentó Ana, entre risas. Seis años después, con un poco de nervios, Crispi le pediría matrimonio de una forma peculiar. “Esto fue para largo. Casémonos”, con aquella frase aceptaron la promesa de amarse en la salud y en la enfermedad, todo ante el altar de una iglesia. Ana considera a su esposo como su red de apoyo y su confidente.

 

Construcción de la página de la empresa ANALVY. Allí esperan vender vía online.

Poco tiempo después nacería su primogénito Alexander Díaz Vargas. El orgullo de sus padres, desde pequeño, Ana inscribió a su hijo en varios cursos deportivos y artísticos. Su madre siempre buscó sacar el máximo potencial a su hijo, aunque, Alexander siempre le replica a su madre no dejarlo practicar fútbol. Él considera que tiene un enorme talento y hubiera podido llegar a hacer futbolista profesional.

Ana y su esposo decidieron no tener más hijos, debido a que no poseían el tiempo de criar otro niño; ambos mantenían una agenda apretada, adicionalmente, en aquella época tenían problemas económicos.

Los años pasaron. Su pequeño hijo ya era todo un hombre. Alexander tenía toda la ilusión de hacer una carrera universitaria, con el esfuerzo de sus padres, y apunta de venta de chaquetas, bolsos y cinturones, lograron inscribir a su hijo en la Universidad de Las Américas, en la carrera de Ingeniería Química.

En el 2016, Alexander contraería matrimonio con su amada novia de la época universitaria. En septiembre del 2019 nacería su primer nieto, Alejandro Díaz. Ana se considera una abuela dichosa, ama con su alma a su nieto y ahora no podría imaginar su vida sin el pequeño Alejo. Sin duda, siempre será mimado por su abuela.

Ana Lilia describe en una palabra a su familia: Unida. Tiene una profunda relación con su madre, a quien la considera como su mejor amiga. Uno de los planes predilectos de su familia es viajar a Santa Marta, pues uno de sus hermanos tiene una casa en el sector del Rodadero. Ana Lilia le agradece mucho a uno de sus hermanos, ya que, con ayuda de él, logró entrar a todo el mundo de la fabricación de pieles de cuero, pues él tiene su propio taller para confeccionar. Ana, con cada uno de sus hermanos, tiene una relación única; le agradece a Dios por la familia que le dio y cada día le ora por la seguridad y salud de sus amigos y seres queridos.

La docente de Diseño de Modas, Míldred Escobar, de la Universidad CUN, le da indicaciones de cómo mejorar el diseño.

Sus amigos la describen como una emprendedora y una líder nata. Martha Lucía es una de sus amigas más cercanas, la conoce desde el 2009. “Uno de los mejores recuerdos que tengo con Ana Lilia, es que me animó a participar en los cursos de la CUN, le agradezco enormemente todo su apoyo, pues con eso logré descubrir la pasión y el amor que le tengo al diseño de modas”, comentó Martha.

Ana Lilia se considera una persona llena de felicidad, rodeada de gente maravillosa. “Padre Celestial, camina por mi casa. Llévate toda preocupación, estrés, enfermedad y tristeza. Mantén nuestra familia siempre unida, no permitas que nada nos separe. Te pido por mi esposa, mis hijos y toda mi familia. Quiero que seas nuestro amparo y fortaleza, y bendícenos en el nombre de tu hijo Jesucristo. Amén.”. Ana repite esta oración cada día. 

Los sueños y memorias de la modista

Ana Lilia Vargas tiene muchas esperanzas para el futuro, una de ellas es hacer una página web donde pueda vender sus productos vía online, con una interfaz fácil de manejar. Con el objetivo de que aumente su capital de oferta y demanda.

Para su empresa ANALYV, aspira a poder poner su propio local en la localidad de La Candelaria, llegar a tener un equipo de trabajo sólido, donde se demuestre diversidad laboral.

Ana también busca poder ayudar más a los niños colombianos, pues quiere crear una fundación para ayudar a todos los menores de edad desprotegidos, sobre todo, a aquellos a los que sus derechos fundamentales le fueron violados por un agente externo, víctimas de algún delito. Ana Lilia anhela que en su fundación encuentren un lugar seguro, donde puedan tener la ayuda que necesitan, ya sea psicológica o educativa. Que tengan los espacios para jugar y formar su libre desarrollo a la personalidad sin el temor que alguien interrumpa su niñez.

Ana Lilia Vargas y su esposo, en el viaje a Perú.

Ana Lilia, a sus 56 años, está convencida de que su propósito en el mundo es ayudar al prójimo, tal como lo hizo Jesús. Afirma que Dios se le presentó con una misión, la de proteger a los niños y dedicarle su vida al evangelio. Ana relata que esto sucedió después de que tuviera a su hijo Alexander, previamente, conocería al sacerdote que la encaminaría a la encomienda que le encargó su Dios. El párroco Pedronel, con su palabra, le transmitió el amor de Dios en su presencia y le habló de las enseñanzas que él le dejaba a la comunidad eclesiástica de la Iglesia de San Benito, en Bogotá. Comenzó a participar activamente en la iglesia desde el 2009. Allí hace el ejercicio de leer el evangelio en cada eucaristía.

Uno de los mayores miedos de Ana Lilia es perder el amor de Dios en su corazón. Para ella, la felicidad consta de los pequeños momentos que pasa con sus seres queridos. Le apasiona viajar, conocer nuevas culturas, adquirir experiencias y tener recuerdos inolvidables. Uno de sus viajes más recordados es en el Perú. Ahí conoció la antigua y misteriosa cuidad de Machu Picchu, que se encuentra en el distrito de Machupicchu, provincia de Urubamba, de la región Cusco. Las teorías sobre la creación de este lugar son varias, pero una de las más fuertes es que fue construida por “alienígenas”. Ana Lilia cree en esta teoría, pues ella manifestó que sintió una fuerte energía inexplicable cuando visitó las ruinas de los Incas.

Ana Lilia Vargas Quinta demostró ser mucho más que una simple vendedora de productos hechos con piel de animal. Es una protectora de derechos para todos los menores colombianos. Una aspirante para convertirse en una gran diseñadora. Una creyente de la espiritualidad. Una viajera que está dispuesta a conocer todo tipo de lugares con tal de obtener nuevas experiencias. Una esposa dedicada, una madre compresiva, una abuela cariñosa. Una amiga en la que puedes confiar. Una persona llena de felicidad y dispuesta a hacer todo por las personas que ama. Ana Lilia Vargas Quinta pertenece al grupo de la Red de Apoyo de Mujeres de la Fundación Renacer.

Reconocimiento personería jurídica: Resolución 2613 del 14 de agosto de 1959 Minjusticia.

Institución de Educación Superior sujeta a inspección y vigilancia por el Ministerio de Educación Nacional.