¿Puede el diseño del vestir superar la estandarización de los cuerpos?
Para Claudia Fernández, profesora de la Universidad Pontificia Bolivariana sede Medellín, tanto el diseño del vestir como el diseño en general tienen una deuda con la forma como se entiende y se aborda el cuerpo. Su conferencia titulada “La concepción de cuerpo en el diseño del vestir. Del modelo estándar de usuario a la perspectiva del embodiment”, realizada en el marco de la Bienal de Artes y Diseño de Utadeo, propuso un nuevo reto para la construcción del cuerpo como objeto del diseño.
La pregunta por el vestir es ineludible. Ningún ser humano, entendido en un sentido amplio e histórico, no se viste. Por el contrario, el vestido se configura como un elemento social, cultural, económico e incluso político en cualquier comunidad. Por esta razón, el diseño del vestir es el llamado a preguntarse por nuestra relación con el cuerpo.
Según Fernández, el acercamiento que se ha realizado desde la disciplina entiende el cuerpo únicamente como un objeto mesurable, como un objeto en sí, como un fin. La relación entre vestir y cuerpo se ha reducido a la adaptación tanto de la herramienta con respecto al cuerpo como al revés. Ejemplo de esto es que, desde la época industrial, el obrero debía tener ciertas características físicas para poder hacer uso de las máquinas; los principios eugenésicos se han abierto el paso dentro de la sociedad, configurando la manera en la cuál se observa al otro y en que se construyen los cánones de belleza; y el tallaje de los vestidos define el estándar de los cuerpos y de los usuarios.
Pero, ¿son esos estándares reales y aplicables a todos los seres humanos?
La respuesta de Claudia es enfática: No. Precisamente, ahí se encuentra el desafío del diseño: lograr vestir y representar a todas las personas con sus características físicas particulares y constituirse como el mediador entre las necesidades culturales y las lógicas de los cuerpos. Para ello, es necesario reconocer al otro como un co-creador del cuerpo y del vestido. Es decir, como un usuario participante y activo en la creación.
¿Es posible? El punto de partida es entender el cuerpo como un proyecto, como un elemento en constante construcción, definición y redefinición. Sobre esta base, las mayores aproximaciones vienen del embodiment en el movimiento y en la acción de un producto: la construcción del vestido a partir del movimiento y la transformación del cuerpo.
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