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Etiquetado de alimentos: ¿Sabes si lo que comes te hace daño?
Jueves, Septiembre 12, 2019
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Diferentes estudios demuestran que el etiquetado de alimentos con el diseño tradicional de las tablas nutricionales es confuso para los usuarios, lo que lleva a que no tomen una decisión informada frente a lo que comen, ocasionando, a futuro, Enfermedades No Transmisibles como el cáncer, la hipertensión o la diabetes. Hablamos con el tadeísta Norman Maldonado sobre la regulación en este aspecto.
Por: Emanuel Enciso Camacho - Video: Katerina Rincón Jiménez - Fotografías: Alejandra Zapata / Oficina de Comunicación – Pixabay e Inta

Tres gramos de grasas saturadas, 130 miligramos de sodio o siete por ciento de fibra dietética son algunas cifras a las que nos enfrentamos a diario como consumidores de alimentos al momento de tomar la decisión sobre el producto a comprar, pensando, en la mayoría de ocasiones, si este puede llegar a ser perjudicial para nuestra salud. Sin embargo, la información presentada en las tablas nutricionales, según lo destacan algunos estudios nacionales e internacionales, entre ellos el adelantando por Red Papaz, advierten que, en la mayoría de los casos, se requiere de un conocimiento propio de los nutricionistas para interpretarla de manera adecuada, pues el volumen de información y la cantidad de cálculos nutricionales que se deben realizar, hace imposible la comprensión del ciudadano, lo que en últimas genera que este no tome una decisión bien informada y no tenga claro si el consumo en exceso de ese alimento le genera riesgos para su salud.

Etiquetar de forma clara los ingredientes y sus concentraciones, así como los riesgos para la salud que podría tener un alimento que ha pasado por un proceso industrial, es un asunto regulatorio de suma importancia, en particular, en ámbitos como la salud pública, los derechos del consumidor y de los niños. De hecho, productos para el consumo como el tabaco, el alcohol o incluso mobiliarios para bebés actualmente informan al usuario sobre los riesgos potenciales que podrían tener, tales como alergias, posibilidades de ahogamiento e incluso compuestos potencialmente cancerígenos.

¿Qué tanta importancia tiene el etiquetado de alimentos?

Países de la región como Perú y Chile están a la vanguardia en este tema con la implementación del etiquetado frontal de advertencia, el cual cuenta con un diseño fácil de interpretar, es visible y se diferencia del color de los paquetes, al tiempo que tiene formas geométricas que resaltan y tipografías que contrastan; y lo más importante, compara la concentración de algunos componentes con estándares de la Organización Mundial de la Salud para lanzar alertas sobre riesgos nutricionales. En síntesis, cuenta con una arquitectura de la información sencilla para el consumidor.

Norman Maldonado

Como lo resalta Norman Maldonado, profesor del Departamento de Economía, Comercio Internacional y Política Social de Utadeo, uno de los elementos más importantes de este tipo de etiquetado tiene que ver con las alertas que se incorporan en los alimentos con altos contenidos en calorías, sodio, azúcares y grasas, ingredientes cuya ingesta en exceso, según la Organización Mundial de la Salud, pueden generar Enfermedades No Transmisibles (ENT) como hipertensión, diabetes, obesidad e infarto agudo del miocardio, consideradas como la principal causa de muerte en el mundo, con más de cuarenta millones de fallecimientos al año, equivalentes al 71% del total de decesos.

En Colombia, en la legislatura pasada, una coalición de congresistas presentaron un proyecto de ley para aplicar dicho etiquetado en nuestro país, el cual recibió el visto bueno por parte de organizaciones de la sociedad civil como Red PaPaz y de la academia, entre ellas Utadeo, bajo el liderazgo de Maldonado, y las universidades Javeriana y Nacional. Sin embargo, la iniciativa se hundió, en parte, porque la industria alimentaria consideró que esta regulación podría llegar a tener efectos nefastos en el sector. En todo caso, como lo sostiene el tadeísta, la aplicación en otras latitudes ha demostrado que no hubo cambios sustanciales en los ingresos que percibió el sector de alimentos y bebidas, y que, por el contrario, se constituyó en una oportunidad para retarlas y generar programas de innovación y desarrollo en torno al cambio de sus portafolios tradicionales por unos más saludables, generando oportunidades de emprendimiento y de innovación tecnológica.

“Esta es una gran oportunidad para que sectores como el comercio se vuelvan fuertes aliados de los agricultores colombianos para llevar muchas más frutas y verduras a los hogares colombianos. En el caso de la industria, la alianza con los agricultores abre oportunidades de emprendimiento en empresas de productos alimenticios más saludables, y de innovación tecnológica para crear productos con menores concentraciones de sustancias nocivas para la salud, que sean reemplazadas con ingredientes naturales. También, con una inversión relativamente baja, las empresas pueden trabajar de manera articulada con la academia, de la mano de programas como el de Ingeniería de Alimentos de Utadeo, con el fin de invertir en investigación y desarrollo de productos alimenticios saludables”, añade el experto.

¿En qué consiste el etiquetado de alimentos?

De igual forma, Maldonado resalta que este tipo de etiquetado ayudaría a mitigar los factores de riesgo asociados a Enfermedades No Transmisibles, entretanto las advertencias generan una mayor conciencia de consumo.

Sin embargo, admite que, en términos de regulación, son varios los frentes que se deben fortalecer aparte del etiquetado. Uno de ellos tiene que ver con crear entornos escolares y universitarios saludables, así como poner en marcha restricciones a la publicidad, promoción y patrocinio de productos alimenticios no saludables en franjas y espacios dirigidos a los niños y utilizar instrumentos de política como los impuestos para inducir comportamientos favorables a la salud. De este último, ya se han evidenciado científicamente los efectos positivos en salud para el caso de Colombia.

Hasta el momento, agrega Maldonado, se han obtenido victorias tempranas al respecto, especialmente a través de procesos legales instaurados por la sociedad civil que han llevado a que la industria alimentaria y los medios masivos de comunicación garanticen el derecho a la información del consumidor. También, agrega, es necesario ejercer un mayor control frente a la publicidad engañosa, como por ejemplo, las de algunos productos que se atribuyen altas concentraciones de fruta y otras propiedades saludables cuando en realidad no las tienen.

En este aspecto, la Subdirección de Salud Nutricional, Alimentos y Bebidas del Ministerio de Salud ha trabajado en los últimos años en torno al desarrollo de regulación para etiquetado y propiedades que deben tener los alimentos, basados en evidencia científica. También se está trabajando en nuevos proyectos de ley en torno a políticas saludables que ya surten su trámite en el Congreso de la República. El deber de la sociedad, incluyendo la academia, es verificar que estas iniciativas estén basadas en evidencia científica robusta, y de ser así, dar un fuerte apoyo ciudadano para que se mejore el entorno en el que vivimos.