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Un ‘cambio de luces’ para la regulación energética en Colombia
Jueves, Septiembre 5, 2019
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En esta tercera entrega sobre regulación, hablamos con el decano de la Facultad de Ciencias Naturales e Ingeniería, Isaac Dyner, y el Consejero de Utadeo y miembro de la Misión Internacional de Sabios, José Fernando Isaza, sobre los retos que enfrenta el sistema energético colombiano. Generar instrumentos modernos que incentiven la generación de energías renovables y una reforma a la CREG son algunas de las propuestas.
Por: Emanuel Enciso Camacho - Fotografía: Alejandra Zapata / Oficina de Comunicación

En la actualidad, el 66% de la generación de energía eléctrica que se da en el país proviene de las hidroeléctricas, según cálculos de la UPME (Unidad de Planeación Minero Energética). Sin embargo, como respaldo a dicha producción se encuentran las termoeléctricas, alimentadas con carbón, diésel y gas. En todo caso, como lo expresa Isaac Dyner, decano de la Facultad de Ciencias Naturales e Ingeniería de Utadeo, en materia de energías renovables, nuestro país aún tiene un largo camino por recorrer, especialmente en el tema de regulación.

Si bien, en el 2014 la ley 1715 buscaba la promoción de las energías no convencionales en el país, al tiempo que fijaba los estímulos para que el sector privado se involucrara e invirtiera en este tipo de fuentes, Dyner advierte que los mecanismos regulatorios que se tienen actualmente obedecen a una matriz energética tradicional y no están preparadas para afrontar los desafíos que tienen las energías limpias.

En tal virtud, señala el decano, es necesario pensar en reglas de juego claras y con garantías que posibiliten la inversión en infraestructura y generación energética limpia a gran escala, con producciones que oscilen entre los 100 a 1000 megavatios hora y que sean de bajo costo. Al mismo tiempo, a pequeña escala, es necesario pensar en mecanismos eficientes y ágiles para que los autogeneradores o los generadores potenciales en los hogares, empresas e industrias puedan instalar sus paneles solares y accedan a los beneficios económicos que estipula la ley: “Los incentivos de ley son difíciles de lograr. Por ejemplo, el descuento por pago del capital es un trámite que actualmente es muy largo”, agrega.

José Fernando Isaza

Así mismo, es necesario establecer metas de cobertura, como por ejemplo contar con una visión de la capacidad instalada de paneles en viviendas y comercio, así como de los tiempos en los que se dará la financiación de la inversión de la infraestructura. De todas formas, explica José Fernando Isaza, consejero de Utadeo y miembro del foco temático de Energía Sostenible de la Misión Internacional de Sabios, el país no está por debajo de la media mundial, pero, afirma, el país aún está entrando en el proceso: “Los parques de generación son comparables con lo que se ha hecho en América del Sur, aunque en América Central hay un desarrollo más grande, debido a que estos países son dependientes de la generación de hidrocombustibles, lo cual ha estimulado el desarrollo de energías como la eólica”, argumenta.

Si se logran estas metas regulatorias, afirma Dyner, podrían ser cientos de miles los usuarios autoconectados a la red, lo que se traduciría en menor consumo y cargo para los usuarios finales, así como una menor presión para el sistema energético que, en últimas, consolidaría una red estable y dejaría atrás los fantasmas de posibles apagones en temporadas críticas como el Fenómeno del Niño.

En cuanto al modelo de negocio, la regulación debe garantizar que participe el consumidor y que la distribución no solo esté en manos de las grandes empresas tradicionales del sector, sino que se pueda ampliar el número de participantes, entre ellos los potenciales instaladores o compañías de servicio más pequeñas que puedan hacerse cargo de algunas unidades residenciales. Esto, afirma Dyner, incentivaría el empleo y generaría innovación en la competencia.

Pero los retos también están en generar regulación que posibilite el desarrollo de investigación de alta calidad, con el fin de incluir alternativas que, por ejemplo, permitan la creación de dispositivos para el almacenamiento de energía solar: “Se pueden plantear sistemas de cooperación, como por ejemplo, utilizar como almacenamiento de la energía solar a las centrales hidroeléctricas, con sistemas en los que se operen las energías convencionales cuando no se pueden usar las solares”, indica Isaza.

La educación energética allí también juega un papel preponderante, pues, para Isaza, debe fortalecerse la cultura de consumo de este servicio: “es importante que la gente entienda qué es la huella de carbono y por qué hay que reducirla de manera significativa sin afectar la calidad de vida”, sostiene.

Isaac Dyner 

A renovar la CREG

La Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG), según lo considera Dyner, no va adelante en materia regulatoria de las energías renovables, pero está en un momento en el que puede empezar a repensarse su actuación como regulador de los tiempos de interconexión de los consumidores que quieran aportar al sistema y así llevar sus excedentes a la red. Si ello se llega a dar, aunque los distribuidores disminuirían sus ingresos, también lograrían obtener energía a muy bajo costo y se estarían ahorrando los costos de transmisión, pues solo tendrían que compensar a las unidades residenciales que generen la energía.

Del mismo modo tendrían que monitorear que, una vez el consumidor tenga instalado el panel solar, se le dé conexión al sistema y visto bueno para enviar los excedentes. Para ello, la CREG, afirma Dyner, tendría que articularse con los ministerios de Hacienda, Medio Ambiente y Minas y Energía, así como con la DIAN, con el ánimo de aplicar los beneficios de ley de exención tributaria.

En este aspecto, el Estado de California, en Estados Unidos, pero también España, Inglaterra y Australia han mostrado buenas prácticas de incorporación de los usuarios como pequeños generadores de la red eléctrica, mientras que Brasil, Argentina, Uruguay y Chile tienen menor participación de estos, pero muestran señales significativas de producción a gran escala.

Colombia, por su parte, en soluciones a pequeña escala, aún muestra pobres resultados en su avance. Tras cinco años de sancionada la ley 1715, tan solo se ha generado una participación del 1%, equivalente a ocho megavatios hora de los 800 megavatios proyectados inicialmente por la UPME.

Otro de los puntos a mejorar en materia regulatoria es repensar el cargo por confiabilidad, el cual en los sistemas de generación subregionales está más relacionada con los atentados terroristas, añade Isaza: “Los entes de regulación le estaban dando el cargo por confiabilidad a empresas que no existían porque todos sus activos estaban dados en leasing a un tercero y cuando se fueron a cumplir las garantías, no se encontró nada”, explica el consejero, para quien una canasta energética que incorpore las no convencionales con las fuentes tradicionales permitiría una mayor holgura del sistema.