Sobre un sueño, un disco solar y empezar de cero

REVUELTA

Sobre un sueño, un disco solar y empezar de cero

Entrevista
Sobre un sueño, un disco solar y empezar de cero
Jueves, Enero 16, 2020
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El egresado Matías Quintero habló con Manuel Santana, coordinador del programa de Artes Plásticas, sobre su proceso personal y profesional en relación con el Arte. Matías encontró en la pintura una segunda oportunidad que lo ha llevado, recientemente, a materializar un proyecto con el Museo Santa Clara.
Imagen del proyecto 'Disco Solar' - Matias Quintero

El egresado Matías Quintero habló con Manuel Santana, coordinador del programa de Artes Plásticas, sobre su proceso personal y profesional en relación con el Arte. Matías encontró en la pintura una segunda oportunidad que lo ha llevado, recientemente, a materializar un proyecto con el Museo Santa Clara. 

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¿Cuándo terminó sus estudios de Artes Plásticas y por qué estudió esta carrera?

Yo terminé en el 2014 o 2015… no me acuerdo exactamente del año. La razón por la que entré a estudiar arte es muy bonita, esto lo he hablado con mi papá y con la esposa de mi papá que fueron las personas que más siguieron mi proceso, que más lo apoyaron.

Yo venía de un momento bastante crítico en mi vida, andaba metido en pandillas y nosotros nunca nos imaginamos que tendría alguna vocación artística, aunque siempre me gustó el dibujo. Resulta que una vez sucedió algo muy complejo: por la cuestión de las pandillas estuve en una situación cercana a la muerte y el día que esto ocurrió, estaba en el hospital y hablé con mi papá, le dije que quería abandonar eso, que yo quería irme de este país porque, en todo caso, mi mundo acá era eso y no tenía una forma de salir. Mi papá me brindó todo su apoyo, entonces mi decisión fue irme a Australia que era lo más lejos que me podía imaginar de Bogotá, era el otro lado del mundo.

Pasé primero por Canada -yo nací allí- y fui a visitar a mi familia para estar allá un tiempo mientras cumplía los 18 años y así poder aplicar a la visa para irme a Australia. Siempre he pensado que viajar a uno le abre el mundo, le abre la mente, uno se da cuenta de que el mundo no es tan pequeño como la pandilla, como uno pensaba y estando allá conocí la obra de un artista aborigen australiano, quien hace cosas impresionantes. Él toma unas placas de cobre -como de 1.20 x 2.00 mts. más o menos-, las pone horizontales sobre una mesa, se sube a una escalera y desde una altura como de 2 mts. deja caer una gota de ácido sobre la lámina. Deja que la gota muerda un poco la lámina, luego la limpia y entinta, luego limpia de nuevo y produce un grabado a partir de eso. Digamos que el resultado del grabado es un punto en una hoja inmensa, blanca; pero digamos que me enamoró muchísimo ese proceso tan complejo para un resultado tan minimalista y tan sencillo.

En Australia viví de cerca toda la segregación racial de los aborígenes, apenas en el 2008 les dieron una libertad real, ellos no tenían permitido trabajar hasta el 2008; yo estuve ahí en ese momento en el cual el gobierno les ofreció excusas a los y les dijo que lo lamentaba. Obviamente esto es, muchas veces, una cosa diplomática y no llega a calar realmente, pero todo este proceso me marcó mucho: ver una gota de tinta negra en un papel blanco y todas las implicaciones que esto tiene para un aborigen, toda la cuestión racional que hay detrás. Entonces, me llamó mucho la atención, me pareció muy bonito que su discurso no era demasiado político. Él hablaba más que todo de los procesos y eso me pareció muy lindo, como que lo político salía porque era una necesidad y no una cuestión discursiva, entonces me enamoré de eso y le dije a mi papá: "bueno creo que quiero ser artista".

Al inicio, no sabía cómo ser artista, no tenía ni idea cuáles eran los requisitos o las cosas, lo único que sabía era que había una carrera que se llamaba Artes y la Tadeo siempre me había llamado la atención, además tenía muchos amigos estudiando acá en esa época. Entonces desde allá empecé a hacer todo el papeleo y me aceptaron y vine acá a estudiar. Al comienzo uno tiene unos ideales super extraños en cuanto a lo que es ser artista, en ese momento yo pensaba que iba a producir un nuevo Renacimiento, que iba a  ser un nuevo Dalí. Afortunadamente durante el proceso de formación aprendí muchas cosas, ser artista  para mí hoy en día es más que todo una actitud vital, más que lo que uno hace, lo que uno produce como un producto, ser artista es la actitud con la que uno se enfrenta a las circunstancias, a la vida, a todo.

 

¿Qué significa ser artista en un país como Colombia?

Esa es una pregunta compleja porque creo que es inevitable estar cargado de una cantidad de estereotipos y de cosas aprendidas. Creo que a medida que he avanzado en mi proceso, he descubierto que ser artista es la definición de esa frase de Tourau de la desobediencia, del deber de la desobediencia civil. Creo que ser artista es ser un desobediente, es realmente oponerse a eso en lo que se ha convertido el mundo y no desde el punto de vista de un discurso, sino desde el punto de vista vital y lo pienso por la siguiente razón: ser artista es de las cosas menos productiva que hay en términos de productividad económica e implica una actitud creativa ante la vida. Esas son las dos cosas que más marcan la vida cotidiana contemporánea: por un lado, la productividad, como que si uno no es productivo uno es un paria, y por otro lado, para poder ser productivo hay que apagar la creatividad en cierta medida, porque para ser productivo uno tiene que volverse… tiene que cumplir una función sistemática dentro de los mismos sistemas.

Entonces, creo que ser artista es ser un desobediente civil, es la posibilidad de cambiar por completo las circunstancias vitales; inevitablemente uno hace parte de un sistema pero dentro de ese sistema uno puede crear una individuación, una individualidad real solo a través del arte y creo que esa es una de las cosas favoritas de Duchamp, por ejemplo: la posibilidad de crear la propia individualidad a través de los procesos creativos, lo cual es muy complejo…

 

Matías, usted acaba de ganar la beca de creación e investigación del Ministerio de Cultura con el proyecto Disco Solar. ¿Nos puede hablar de este proyecto?

El proyecto Disco Solar ha sido realmente mágico en todo su proceso. Un día tuve un sueño y hay días en que uno recuerda más los sueños o veces no los recuerda, pero este sueño en particular palpitaba, no me lo podía sacar de la cabeza y me palpitaba y me palpitaba y todo el tiempo me volvía, así que decidí empezar a investigar los elementos que habían aparecido en ese sueño y tratar de crear un significado, quería entender por qué me palpitaba tanto ese sueño.

Mientras estaba investigando, aparecieron en mi mente unas imágenes muy concretas y esas imágenes son lo que ahora se está empezando a materializar gracias a la beca de creación del Ministerio. Ese proceso paralelo de invertigación y materialización me han llevado a unas derivas poéticas muy interesantes, de las cuales ha surgido algo que llamo un rito contemporáneo. El tejo es un rito lúdico, un juego de barrio y de la clase trabajadora, principalmente, así que lo que pasó fue que en el sueño yo lanzaba un sol hacia una cancha de tejo y luego cuando me despierté e nvestigué, una de las primeras cosas que encontré es que el tejo originalmente se llamaba zepguagoscua que significa literalmente disco de oro. Así pensé que había algo, el oro es un material que se ha relacionado con el sol desde siempre y pensé que era muy curioso que haya aparecido ese elemento y que tuviera esa resonancia tan marcada con el rito real.

Luego de una serie de derivas e interpretaciones, la conclusión a la que llegué fue que el tejo originalmente podría haber sido un ritual en donde se dramatizaba el recorrido de la deidad solar por el cielo, por la orbita, que es el mismo movimiento parabólico que hace el tejo cuando uno lo lanza hacia la cancha. Las canchas, en el caso de los Muiscas, serían como una especie de alegoría de la montaña andina, detrás de donde se escondía el sol. Cuando esas imágenes empezaron a aparecer en mi mente, siempre estaban puestas en el museo de Santa Clara, entonces dije: "tengo que escribir esto y voy a presentarlo allá". Escribí el proyecto y lo presenté y el equipo del museo quedó fascinado, porque es un proyecto que, por su naturaleza, dialoga bien con el espacio que es un lugar colonial. Luego me notificaron que había quedado aprobado para exponerlo en noviembre de 2019, todo sucedió de una manera orgánica sin presión.

Hablando de la relación que tiene el proyecto con el Santa Clara, justamente una de las cosas que encontré durante el proceso de investigación fue que cuando el zepguagoscua llegó, la Colonia empezó a recibir una serie de elementos de la sociedad colonizadora, todo lo que reconocemos como el rito actual -las mechas y el tejo de hierro- son agregados de la Colonia, el rito se modificó en función del diálogo con las dos culturas. Una de las cosas que yo enfatizo es que las transformaciones pueden suceder de forma violenta, pacifica o a través del comercio; no es una oda a la colonización pero sí se trata de entender el proceso de transformación de las formas simbólicas.

El rito pasó de ser religioso a irse hacia el deporte y eso mismo fue lo que facilitó su preservación, de no ser por eso la Iglesia Católica lo hubiera exterminado. Es interesante ver que algo que la Colonia agrega no deja que la Colonia lo destruya. En fin, el proyecto es un reconocimiento a estos elementos que descubrí a través de la investigación, pero principalmente de la imagen que aparece en el sueño.

 

¿Por qué un sueño da lugar a un proceso de creación?

Hace poquito estaba viendo una imagen muy curiosa en Facebok, un meme que decía: "cuando se te acaban las referencias para escribir el ensayo" y abajo aparecía una cita que decía: "se me reveló en un sueño". Era como un chiste, una mirada cientificista jamás aceptaría un sueño como un punto de partida de una investigación; para mí, dentro de mi propio proceso, los sueños siempre han sido muy significativos, en mi trabajo siempre he estado muy relacionado con lo chamanico, con lo alquímico, con lo mágico y dentro de estas tradiciones él es muy significativo. Pero, especialmente, en este sueño la imagen era muy contundente, era un sueño con una imagen muy real, muy tangible que no suele pasar con mucha frecuencia. 

 
  

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