El cambio climático, una mirada desde la perspectiva empresarial

Durante el Foro Económico Mundial de 2009 realizado en  Davos;  Ban Ki Moon, Secretario General de las Naciones Unidas expresó que “El cambio climático amenaza todos nuestros objetivos de desarrollo y progreso social. En realidad, es la única amenaza existencial verdadera contra el planeta”. Esta es una muestra clara acerca del posicionamiento de la problemática ambiental no solo en el discurso de grupos ambientalistas sino como uno de los elementos de análisis en el ámbito económico internacional.

Ese mismo año Ángela Merkel, la canciller alemana, felicitaba el compromiso del G8 para limitar el aumento de la temperatura promedio del planeta; derivado del aumento en las emisiones de dióxido de carbono, en dos grados centígrados. Aunque a simple vista el número puede no decir mucho, en 2008, un documental de la National Geographic realizó una radiografía acerca de cómo el planeta se vería afectado por un incremento progresivo de hasta seis grados centígrados en la temperatura promedio. Olas de calor, inundaciones, crecimiento del nivel del mar, sequías, desplazamiento de la población, extinción de especies, incremento en la aparición de enfermedades y pérdida en la productividad agrícola son algunas de las consecuencias del incremento en la temperatura promedio del planeta

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El cambio climático representa entonces un problema ambiental con repercusiones económicas y sociales. El lograr la meta de los dos grados requiere reducir las emisiones de dióxido de carbono en al menos un 50% para el año 2050. El dióxido de carbono; principal componente de los gases de efecto invernadero, se produce principalmente como producto en la combustión de combustibles fósiles. En un mundo cuya matriz energética depende en buena medida del uso de estos combustibles, la reducción propuesta implica cambios en el modelo productivo promoviendo la eficiencia de procesos y el uso de fuentes de energía menos carbono intensivas.

El desarrollo empresarial no debe desligarse entonces del marco que ofrece el cambio climático. Aún en países como Colombia, con una baja participación global en el aporte a las emisiones de gases de efecto invernadero, el tema tiende a tomar mayor importancia lo cual se ve representado en el desarrollo de políticas nacionales específicas para la gestión del cambio climático como la Estrategia Colombiana de Desarrollo Bajo en Carbono liderada por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y las demandas crecientes del mercado por bienes y servicios con un menor impacto ambiental. En este contexto, al menos tres consideraciones derivadas del cambio climático deben ser tenidas en cuenta por los empresarios a la hora de gestionar sus proyectos: 1) mayores exigencias normativas; 2) exigencias del mercado y 3) adaptación de la actividad productiva frente a la nueva realidad climática.

Si bien hoy día los compromisos del país para la gestión del cambio climático no incluyen exigencias normativas que regulen la emisión de gases de efecto invernadero, esta es una tendencia que empieza a consolidarse en los países desarrollados, bien sea a manera de incentivos o exigencias y que suele estar presente en los diálogos regionales para el desarrollo bajo en carbono. El capítulo ambiental de los tratados de libre comercio firmados por Colombia presenta un componente de colaboración intergubernamental que busca el fortalecimiento de la normatividad ambiental y de la capacidad institucional para realizar seguimiento a las empresas por lo cual es posible esperar que en los próximos años puedan generarse algunos desarrollos normativos para la gestión del cambio climático en el país.

El mercado es un elemento a considerar también por parte de los empresarios. Un consumidor interesado en su salud suele revisar el contenido calórico, las grasas y los azúcares de los productos que consume. Esta información está disponible en las etiquetas de información nutricional del producto y le da al consumidor una clara idea de cómo ese alimento puede afectar sus metas de peso y nutrición. En un mundo con una problemática ambiental creciente, el mercado de consumidores que buscan proteger su salud tiene la posibilidad de expandirse hacia uno interesado en la protección del ambiente. Estas exigencias no provienen únicamente de consumidores particulares sino que se derivan de los compromisos de reducción de emisiones en países desarrollados, cuyo cumplimiento requiere la acción conjunta con países en desarrollo. En este marco, conceptos como la huella de carbono, o la emisión de carbono asociada a la producción de un bien o servicio empiezan a tomar mayor relevancia y pueden convertirse en uno de los elementos de acceso a ciertos mercados.

La variación climática ocasionada por el cambio climático implicará también un esfuerzo en la gestión de los empresarios. La cadena de producción y suministro puede verse afectada por la afectación en el clima. El cambio en la temperatura promedio del planeta implica de manera local el cambio de uso del suelo y desplazamiento de cultivos hacia zonas con las características climáticas adecuadas para su producción. Adicionalmente, la vulnerabilidad de la infraestructura colombiana frente a los fenómenos climáticos implica retos logísticos para los empresarios.

Sin el ánimo de generar una visión fatalista de futuro, es necesario que los empresarios puedan entender la importancia de gestionar los temas ambientales en sus empresas como un elemento de la sostenibilidad empresarial. Ante el contexto actual, el dejar relegado este componente se convierte en un error en la gestión empresarial, por el contrario la planificación de los temas ambientales al interior de las empresas se constituye en una oportunidad de anticipación que permita la consolidación empresarial en un planeta en el que los temas ambientales toman cada vez mayor relevancia.