La inequidad educativa en Colombia

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2020-05-28
La inequidad educativa en Colombia
La educación debería ser el mejor mecanismo de ascenso e inclusión social que se tiene en una sociedad, así como un sistema del Estado que contribuyese a equilibrar las desigualdades sociales dentro de una comunidad. Lo ideal sería una educación equitativa para impulsar la economía de un país, pero en Colombia este no es el caso. Y a pesar de que se han hecho esfuerzos y avances importantes en el mejoramiento de la eficacia del sistema educativo y la implementación de políticas que garanticen el acceso a este sistema de toda la población, como lograr que cada colombiano tenga una educación mínima de nueve años, no se han implementaron acciones que permitan brindar una educación de calidad igual para todos.
Por:
Carlos Arango, coordinador del Observatorio de comportamientos culturales UTadeo.
Mariano Paz, estudiante del Programa de Publicidad, UTadeo.
Miguel Aguilar, estudiante del Programa de Publicidad, UTadeo.
Arturo Riveros, estudiante del Programa de Publicidad, UTadeo.

Problema:

     Observamos la gran brecha cualitativa entre las diferentes instituciones educativas del país, que está ligada directamente con los fenómenos de segmentación de los sistemas educativos y ahora se nota aún más con el confinamiento y la necesidad de los apoyos virtuales para la educación. Mientras los niños de un colegio público en Espinal, Tolima reciben unas guías impresas que se reclaman en la recepción del claustro cada semana, en Bogotá los niños de un colegio público se conectan todos los días via Zoom y usan los servicios de Edmodo para descargar las guías de cada materia. Por este motivo es que a pesar de existir cobertura educativa en el país, no hemos visto reducida la desigualdad educativa entre instituciones.

     Esto quiere decir que un aumento en el número de matriculas a nivel nacional no implica una reducción de la desigualdad educativa, a pesar de que se recibe educación, no se recibe bajo las mismas condiciones, por la falta de financiación y la mala organización del sistema que solo aumenta esta desigualdad, en donde se puede observar que sistemáticamente les va mejor a los niños de familias con mayor poder adquisitivo que a los pertenecientes a familias en condiciones menos favorables.

     Por este motivo desde la universidad Jorge Tadeo Lozano nos animamos a realizar un estudio sobre esta desigualdad. Tomamos como base un estudio sobre la educación, la desigualdad e inmovilidad social en Bogotá de Villegas y López, en el 2011, que tomó muestras a las pruebas Saber 2009 y analizó los resultados de 145 instituciones educativas de Bogotá y 10.538 estudiantes de educación media, el 17% de los colegios pertenece al sector oficial (repartido entre un 16% en colegios distritales y un 1% en colegios en concesión) y el 83% pertenece al sector no oficial (64% en colegios privados y 19% en colegios en convenio) en donde se analizó también el nivel educativo de los padres de los estudiantes en relación con su estrato, concluyendo que a medida que aumentaba el nivel educativo de los padres había mayor tendencia a encontrar más estudiantes en los mejores puestos. Dicho estudio demostró que existe una asociación significativa entre la calidad de la educación media y el nivel socioeconómico de los estudiantes, y que los niveles socioeconómicos altos tienden a asociarse con los mejores resultados académicos y los niveles socioeconómicos bajos con los peores resultados académicos. (Villegas & López, 2011, pág. 149)

     Esto sumado también a otros factores sociales que evidentemente conllevan un impacto negativo en el campo educativo de una persona; como por ejemplo las condiciones alimentarias precarias en las que se encuentran algunos estudiantes y el limitado acceso tecnológico que se presenta en algunos estratos o zonas del país, hace que la tasa de permanencia en instituciones educativas en estratos bajos sea reducida, generando un aumento en el índice de pobreza al entrar a un mercado laboral sin los estudios necesarios para aspirar a una buena remuneración.

     En los últimos años hemos visto distintas problemáticas sociales como el conflicto armado y la más reciente migración venezolana, que ha generado un aumento en la población, que incrementó la demanda escolar y por consecuencia creó la necesidad de ampliar la cobertura educativa brindada por el estado. Existen politicas educativas pero no tienen como objetivo el mejorar dicha calidad, sino el aumento de cobertura, y por consecuencia, no se miden resultados que verifiquen si se cumplen estándares de calidad (Rodríguez, 2014). El bajo nivel de calidad, influenciado directamente por la falta de recursos y herramientas necesarias en medio del confinamiento, es aun más notable por estos días.

     Así que entrevistamos a varias personas, todas ellas con problemáticas diversas. En Soacha, una madre de dos hijos en sexto y cuarto grado, estudian en el mismo colegio. Tienen clases virtuales en el mismo horario, pero en casa solo tienen un computador de escritorio. Su Internet no funciona como ellos quisieran. Al ser el paquete más básico y económico de todos los ofrecidos por un operador, no funciona como ellos desearían. Es más, desde que empezó la cuarentena se hizo más lento y no presta la funcionalidad de la que antes disfrutaban. Sin que fuera la mejor conexión funcionaba, pero ya no. Por otra parte su computador no es el más actualizado. Funciona “a trancas y a mochas“ como ella misma lo afirma. Así que deben conformarse. Estos niños han implementado un sistema que los pone en riesgo académico a los dos, y es asistir a clases intercaladas. Cada uno tiene 4 clases diarias, así que el niño de sexto, toma la primera y la tercera clase. El niño de cuarto, toma la segunda y cuarta clase. Y en los intermedios preguntan a sus compañeros sobre los temas vistos en la clase que no asistieron. ¿Complicado? Eso no es nada. Las evaluaciones tienen prioridad, pero si las tienen al tiempo, deben hablar primero con sus profesores y explicar la situación. Ahora bien, para los profesores esta situación no es nada extraña en el sector, estos casos son diarios y la inasistencia a clases, así sea virtual, es más frecuente de lo que se creería.

     Entonces en casos más dramáticos hay familias con cuatro o cinco niños en edad escolar. ¿Qué han hecho? Sencillo: los más pequeños ya no estudian. Los más grandecitos distribuyen su asistencia, pero si la situación se hace inmanejable, dejar de estudiar es la solución más efectiva. Otro elemento que empeora la situación es si los padres trabajan y necesitan el computador para hacerlo. En este caso quien usa el computador será el padre o madre debido a que la prioridad está en conseguir el sustento para toda la familia. Tanto padres como colegios, están buscando soluciones conjuntas o alternativas que ayuden a los niños en su proceso educativo, pero sobre todo que no estimule la deserción escolar. Esta es una de las razones que está funcionando es el manejo de guías o circulares de tareas. Al día siguiente de haberlas recibido, los padres deben llevar estas guías diligenciadas, estudiadas y con las tareas realizadas y las deben entregar para poder recibir las nuevas fichas de trabajo. Parece una solución dispendiosa y hasta graciosa en plena era de la información, pero en un ambiente de recursos escasos, se convierte en la solución que mantiene a los jóvenes como miembros activos del sistema escolar.

     Teniendo en cuenta que son muchos los colegios que no cuentan con la estructura, para poner a funcionar este modelo de educación con apoyos virtuales, tampoco es una opción esperar a que se solucione el problema del Covid-19 para retomar las clases presenciales, pues se les estaría vulnerando el derecho a la educación a esta población. La presencialidad solo asomará hasta agosto y aún así, sería en una modalidad de alternancia, un modelo con presencialidad y trabajo en casa alternado, según lo plantea la ministra María Victoria Angulo.

     Hay una creciente preocupación sobre las repercusiones que esta brecha de desigualdad en la calidad educativa pueda generar en los estudiantes colombianos, los cuales carecen de estas oportunidades, en relación con los estudiantes que si continúan con sus contenidos educativos con la mayor normalidad posible. Pero la siguiente pregunta sería ¿es suficiente con pertenecer a un colegio que tenga implementada esta nueva modalidad de educación virtual? Pues descubrimos que no todo queda en asistir a las clases que necesitan conexión a internet mediante un dispositivo electrónico y tener el conocimiento sobre el manejo de las plataformas como Zoom, Skype o Google Meet.

     Nos encontramos en el barrio Pablo VI de la capital a tres jóvenes que estudian en un muy buen colegio. Están en once, décimo y octavo de secundaria. Sus padres trabajan y ahora lo hacen desde la casa. Antes del confinamiento, esta familia tenía un muy buen computador para sus hijos. Lo usaban cuando lo necesitaban y entre ellos se ponían de acuerdo para su uso. No había ningún problema. Llegó la cuarentena y empezaron las clases con apoyos virtuales. Inicialmente tomaban prestados los computadores de sus padres, pues se pensaba que era solo por un ratico. Cuando los padres vieron que prácticamente, no podrían usar su computador en todo el día y que sus trabajos se veían afectados, no tuvieron más remedio que comprar un par de computadores. Fácil cuando se tienen los recursos para resolverlo. Lastimosamente no todas las familias pueden hacerlo.

     Pero las historias del nivel socioeconómico alto no son siempre las mismas. Es el caso de una familia donde la madre debe trabajar desde casa en sesiones virtuales por video llamada y con su computador ocupado todo el día. El padre por su parte, con un trabajo especializado, no pudo ir a su oficina, pero tampoco pudo llevarlo a casa, prácticamente tuvo vacaciones remuneradas. Su hijo, en último año de bachillerato, sin computador propio porque su padre no consideraba que fuera importante, nunca había tenido problemas académicos por ello y más bien se destaca como uno de los mejores estudiantes. Al iniciar las clases virtuales en su colegio, él esperaba que su padre le prestará su computador, ya que no lo usaba, pero esto no sucedió, su padre no se lo prestó perdiendo una semana de clase. Solo hasta que el colegio llamó a casa de este estudiante y el padre avergonzado no pudo explicar porqué su hijo había faltado, pudo hacer uso del computador teniendo que trabajar a doble turno un buen tiempo hasta que pudo ponerse al día.

Solución:

     En el 2019, se hizo un estudio en el que se decía que el 50% de los colombianos no tenían acceso a internet y el 38% no usa internet, ubicando a Colombia como uno de los países con menor conectividad en América Latina.[1] En contraste, un estudio realizado en el 2017 por la ACIM demostró que el 99.1% de los colombianos escuchaban radio con un índice de sintonía de 240 minutos diarios seguidos por la televisión con 180 minutos. Siendo este el medio con mayor alcance sobre todo en los sectores vulnerables que son pertenecientes principalmente a barrios populares o que viven en área rural.

     Desde la Escuela de Publicidad de la universidad Jorge Tadeo Lozano, realizamos una encuesta[2] donde logramos una muestra de 1313 personas, se analizó la relación de las personas con el internet durante el confinamiento impuesto como medida de seguridad sanitaria frente al Covid-19, se pudo conocer qué los dispositivos más populares en esta época de confinamiento y con qué frecuencia se usan, resultando como ganador el teléfono móvil, con el 96% de los encuestados tiene a su disposición un teléfono móvil con conexión a internet. Aunque es válido afirmar que estas cifras están sujetas a cambios dependiendo del territorio donde se haga la encuesta[3], el envío de mensajes por WhatsApp para apoyar las clases tiene un enorme potencial para la educación democratizando la enseñanza, teniendo en cuenta que es una de las aplicaciones móviles más usadas en nuestro territorio.

     Cotejando nuestra encuesta con el estudio hecho por el DANE sobre la tenencia y uso de Tecnologías de la Información y Comunicación nos permite afirmar que el televisor es un medio que todavía tiene un uso popular en la población colombiana. Según el DANE el 90.7% de la población tiene televisores a color, LCD, Plasma o LED nuestro estudio confirma cómo de 1313 personas encuestadas, 1202 usan el televisor y de ellas 513 usan en promedio el televisor de 1 a 3 horas al día y solo 111 no usan el televisor para nada. Con esto podemos inferir que los métodos de enseñanza por televisión, como en algún momento se usaron, pueden ser funcionales y más que todo, prácticos por la frecuencia de uso de este medio en todo tipo de zonas del país. Especialmente en zonas rurales o de bajos recursos donde el uso del computador con internet no es común, el televisor puede tomar protagonismo en la enseñanza de nuestros jóvenes colombianos. Muy a la estrategia de los años 60 como lo hizo la “Radio Sutatenza”[4] frente a la baja penetración de la televisión en el territorio colombiano. La televisión es un medio de culturizar y enseñar a la población colombiana que no tiene los medios ni los recursos para recibir clases con apoyos virtuales, como lo afirma Julián De Zubiría.

“En primer lugar, en Colombia hay que retomar la televisión y la radio. Esa es la única posibilidad en el corto y mediano plazo. De manera organizada y sistemática, hay que trasladar las aulas de todos los grados y áreas a la televisión. Esto exige la conformación de un comité pedagógico muy diverso, plural y amplio, de manera que se garantice una adecuada selección de contenidos pedagógicos.” (Zubiría, 2020)

     Es importante que se tomen medidas para proveer un método temporal educativo para los jóvenes que no pueden asistir a los apoyos virtuales o que pertenecen a instituciones que aun no los han implementado. Lo más importante es aclarar que esta desigualdad educativa solo va a tener un final cuando la desigualdad social mejore. A los que tienen el sustento económico suficiente para darse una buena educación se les dan todos los beneficios, pero para aquellos de bajos recursos, la ayuda no aparece.

     Podemos esperar varias repercusiones de esta desigualdad académica en los meses que vienen y cómo estas condiciones limitantes puede afectar la educación de todos los estudiantes. Se puede inferir que se podrá notar en exámenes como el ICFES y en la cantidad de estudiantes que repitan año debido a vacíos cognitivos por una educación de baja calidad impartida durante el aislamiento. También existe la posibilidad de aquellos que no podrán estudiar por la crisis económica en la que nos encontramos, qué han perdido la oportunidad de conseguir ingresos económicos debidos a la pandemia y además, existe la posibilidad de aquellos que van a decidir no estudiar para evitar esos “vacíos” que puede dejar la modalidad virtual en el ambiente académico.

     El estado no puede dejar sin educación a los jóvenes que eventualmente van a ser el futuro del país, es necesario impulsar los otros métodos de enseñanza por medios como mensajería instantanea y/o televisión, pero sin buscar tener los mismos resultados que antes, sino mejorarlos. Lo importante es dar un apoyo para que a futuro podamos seguir con una modalidad académica de calidad con el fin de no ver muchas repercusiones. Lo ideal sería que ahora que se hace más notorio la desigualdad educativa, el gobierno se vea forzado a crear un cambio en esa misma desigualdad, y que podamos esperar que ese cambio no se quede en la época de pandemia, sino que moldee el sistema académico actual a uno más equitativo.

Referencias

Alfredo Sarmiento, B. L. (1997). El avance de la educación en Colombia: lento, insuficiente e inequitativo.

Escobar, J. D. (s.f.). Banco de la República. Recuperado de https://www.banrep.gov.co/docum/Lectura_finanzas/pdf/febrero_3.pdf

Ministerio de Educación. (23 de Abril de 2020). Mineducación. Recuperado de https://www.mineducacion.gov.co/1759/w3-article-376377.html?_noredirect=1

MinTIC. (20 de Marzo de 2019). MinTIC. Recuperado de https://mintic.gov.co/portal/inicio/Sala-de-Prensa/MinTIC-en-los-Medios/92615:En-Colombia-el-50-de-los-hogares-no-tiene-internet

Morad, G. E. (20 de Agosto de 2017). https://www.radionacional.co/. Recuperado de https://www.radionacional.co/noticia/campesinos/radio-sutatenza-la-primera-revolucion-educativa-del-campo-campo

Moreno, J. (4 de Enero de 2013). El Espectador. Recuperado de https://www.elespectador.com/opinion/las-dificultades-para-aspirar-columna-395186

Redacción de El País. (24 de Mayo de 2020). El País. Recuperado de https://www.elpais.com.co/colombia/en-agosto-reiniciarian-clases-presenciales-en-colegios-y-universidades-este-es-el-modelo.html

Redacción Educación. (24 de Abril de 2020). El Espectador. Recuperado de https://www.elespectador.com/coronavirus/padres-y-profesores-estos-son-los-programas-de-tv-y-radio-utiles-para-educar-los-mas-pequenos-articulo-916425

Redacción Tecnósfera. (28 de Abril de 2020). El Tiempo. Recuperado de https://www.eltiempo.com/tecnosfera/novedades-tecnologia/la-penetracion-de-internet-rural-en-colombia-es-de-menos-del-10-483852

Rodríguez, T. V. (2014). ¿Edificar o educar? Impacto de los megacolegios en pruebas estandarizadas Saber 11º. Bogotá.

Serpa, M. A. (26 de Abril de 2020). El Tiempo. Recuperado de https://www.eltiempo.com/colombia/barranquilla/ninos-y-jovenes-continuan-sus-clases-a-distancia-488810

Villegas, M. G., & López, L. Q. (2011). APARTHEID EDUCATIVO: EDUCACIÓN, DESIGUALDAD E INMOVILIDAD SOCIAL EN BOGOTÁ. Revista de Economía Institucional, 137-162.

Zambrano, W. R. (2018). Signo y Pensamiento, vol. XXXVII, núm. 72.

Zubiría, J. D. (6 de Abril de 2020). La educación en tiempos de cuarentena. Semana.

 

 

 

 

[1] “En Colombia, el 38% de las personas no usa internet y el 50% de los hogares no lo tiene. Esta situación está directamente relacionada con la complejidad geográfica del país la cual impide que las facilidades de la era digital lleguen a todas las regiones.” (MinTIC, 2019)

[2] Se pueden consultar más más detalles de la misma en https://bit.ly/encuestaUTadeo

[3] “Aunque hay muchas zonas rurales del país en el que no hay internet por problemas en infraestructura y no tienen cableado para prestar el servicio” (Redacción Tecnósfera, 2020)

[4] “Este modelo de educación radial se convirtió en referente para muchas emisoras  de América Latina, que lo utilizaron para la implementación de programas de educación y  desarrollo rural realizados por la Fundación Radio Escuela para el Desarrollo Rural (FREDER)…” (Morad, 2017)