Ante la ola de asesinatos de líderes sociales que entre junio y julio de este año ya registra 24 víctimas, el profesor emérito de Utadeo, Salomón Kalmanovitz, hace una reflexión en torno a lo que hay detrás de estos crímenes, cuyos índices han aumentado sensiblemente tras firmarse el Acuerdo de Paz con las Farc, y que precisamente ocurren en lugares donde operaba esa guerrilla.
Cifras oficiales de la Policía Nacional estiman que desde el 2016 se ha reportado el asesinato de 178 líderes, situación que hasta el momento ha sido atribuida a grupos armados ilegales como el ELN, el Clan del Golfo y las disidencias de las Farc. Sin embargo, el Eln en repetidas ocasiones ha afirmado que la responsabilidad recae sobre el Estado, pues este no defiende a los líderes pero si los criminaliza.
Un estudio de la Universidad del Rosario y la Universidad de Columbia (Nueva York), citado por Kalmanovitz, afirma que el papel que juegan los civiles en este nuevo escenario es importante, en la medida que “comparten información, proveen recursos y servicios y nuevos reclutas”.
Ante ello, Kalmanovitz advierte que procesos de paz como el colombiano merecen especial atención, toda vez que un vacío de poder puede generar efectos como los que se ven actualmente, en la medida que se exacerba la violencia por parte de otros grupos armados que buscan quedarse con el control de los territorios pacificados.
En últimas, para el columnista es claro que las bandas criminales antes mencionadas buscan controlar el territorio sin control del Estado, razón por la que sistemáticamente eliminan a los líderes sociales, con el ánimo de posicionar a nuevos, que sean leales a sus intereses.