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Boletín Mayo 2021

Boletín Mayo 2021
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Lunes 03 de Mayo 2021

En 1991, ya al final de su mandato, Mijaíl Gorbachov y su esposa Raisa, tuvieron la oportunidad de asistir a un concierto en el que Claudio Abbado (1933 – 2014) dirigió la Quinta Sinfonía de Mahler, obra que no conocían. Tuve la sensación de que la música de Mahler tenía que ver de alguna manera con nuestra situación, el período de la «Perestroika» con todas sus pasiones y luchas, declaró el líder soviético. Su esposa le confesó a Abbado: Esta música me ha conmocionado; me ha dejado abatida, con una sensación de que no hay salida; el gran director italiano le respondió que en modo alguno era esa la intención del compositor y muchísimo menos la suya como director. Años más tarde Gorbachov volvió sobre el mismo asunto en sus Memorias: En la vida siempre hay conflictos y contradicciones, sin ellos no hay vida; Mahler supo representar ese aspecto de la condición humana. 

La anécdota la registra uno de los más grandes mahlerianos de todos los tiempos, el musicólogo británico Norman Lebrecht para ilustrar el conflicto que más allá de la música plantea la obra de Mahler: Leonard Bernstein dirigió la Sinfonía Resurrección tras el asesinato de John F. Kennedy y el Adagietto de la Quinta en el funeral de su hermano Robert. Con la Resurrección se conmemoraron diez años del 11 de Septiembre y, un fragmento de la misma sinfonía -anota Lebrecht- acompaña a Harry Potter en su escoba. El mismo Adagietto del funeral de Robert Kennedy baña de melancolía la Muerte en Venecia de Luchino Visconti sobre la novela homónima de Thomas Mann.

Es evidente que en Mahler hay algo más que música. Su legado no puede ser más sorprendente: 9 sinfonías, un Adagio para una Decima inconclusa, la Canción del lamento, la Canción de la tierra y mal contados 45 Lieder. No puede decirse de él que haya sido un revolucionario. No al menos en la medida en que lo fue Stravinski. Sus Sinfonías, que inclusive plantean en algunos la duda de si lo son, históricamente forman parte de la cadena histórica que se remonta a Haydn y evidencian vínculos, a veces superficiales y otras veces muy profundos con Beethoven, Schumann y Schubert. Hasta con Brahms y, curiosamente, no con Bruckner, pese a que las apariencias sugerirían lo contrario, especialmente por la duración del discurso.

Paradójicamente Mahler es diferente. Tal vez por haber sido uno de los compositores más personales y confidentes de la historia, sus obras son por una parte un diario íntimo, pero por otra cierran la puerta a los laberintos de su extraña personalidad: una personalidad artísticamente dominante que, salvo en sus primeras composiciones, deja las indicaciones metronómicas en manos de sus intérpretes.

Por una sugerencia de la Emisora, a partir del 6 de mayo, Pentagrama, jueves en la noche, recorrerá el legado sinfónico de Gustav Mahler a lo largo de doce emisiones, en un intento por entender una manera de aprehender su obra sinfónica.

Sí es necesario advertir que, lograr en esta serie de programas eso que Mahler buscaba cuando le dijo a Jean Sibelius La sinfonía es como el mundo, debe abarcarlo todo, es imposible. Él mismo, de alguna manera, lo impide: Lo mejor de la música no se encuentra en las notas. También advierte amenazante: Olvídense de los programas, dejen que el público forme sus propios pensamientos sobre la música, no lo fuercen a los prejuicios de otros.

Sí se abordarán las circunstancias en las que cada una de sus obras fue concebida, la recepción de los estrenos y la forma como cada una de ellas se han instalado en la posteridad. Con Mahler no es posible dar la última palabra. Pero se hará todo lo posible.

Emilio Sanmiguel

Comité de programación

HJUT 106.9 FM

 

 

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