La Infancia en China

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La Infancia en China
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Lunes, Febrero 27, 2017
"La infancia en China" es la primera nota de un especial cultural sobre La Vida en China.

Por: María Paula Torres E.

Cuando Zhu Danyang y Yang Hui hablan de su infancia sus caras cambian, sonríen mucho y es casi como si pudieras ver cómo eran de niñas.

Hay detalles de la infancia que poco varían entre culturas. A los niños siempre les va a gustar jugar, comer golosinas, tener amigos y jugar un poco más.

Pero algunas cosas sí son diferentes y hacen parte importante de lo que somos como adultos. Hoy vamos a descubrir la infancia en China a través de las profesoras del Instituto Confucio, Zhu Danyang y Yang Hui.

Sus recuerdos más lejanos son similares: eran hijas únicas, atendían al jardín de infancia y en las tardes sus familiares las cuidaban.

A Zhu la cuidaba su abuela, junto con sus demás nietos, así que durante las visitas de la abuela a sus amigas todos los chicos debían acompañarla, estar muy juiciosos mientras la abuela tomaba el té y conversaba. A Yang la cuidaba su tía pues por el negocio familiar sus papás no podían estar todo el tiempo con ella, así que desde niña vivía con su tía materna y sus papás la visitaban cada vez que podían.

 

Como cualquier niño Zhu y Yang jugaban mucho. Zhu, al ser de Xuzhóu -de un tamaño similar al de Bogotá- jugaba en los alrededores de su casa, a veces pescaba camarones y pequeños peces con sus amigos y sus papás en un arroyo cercano a su hogar. Yang, de un pueblo pequeño de la provincia de Shāndōng, prefería ir al campo con sus amigos cuando no estaba frente al televisor viendo series animadas.

Hasta ahí podemos identificarnos mucho con ellas. Cuando éramos niños seguro disfrutábamos de los cuentos animados en las mañanas, tal vez algún día tuvimos que ir con nuestra abuela a una visita en la que ella tomaba café con su amiga y nosotros intentábamos no aburrirnos. Pero cuando las profesoras empezaron la primaria en China las cosas cambiaron.

A la tierna edad de 12 años los niños en China inician sus estudios en el Xiǎoxué (小学)- lo que para nosotros es el inicio del bachillerato y la primaria para ellos- y muchos se mudan al colegio, ya sea porque son de otras ciudades o por comodidad. De colegio a colegio pueden variar las condiciones de vivienda para estos niños- detalles como el número de chicos por habitación, si el baño queda en la habitación o es uno por piso, etc.- pero lo cierto es que allí empieza una travesía que seguro muchos niños colombianos no conocen.

 

“Cuando empecé en el colegio extrañaba mucho mi familia. Entonces cada semana mi papá iba a visitarme, a llevarme comida” dice Yang Hui con toda tranquilidad mientras recuerda cómo fue enfrentarse a una vida fuera de casa. Yang no solo dejó su hogar, también dejó sus amigos de jardín de infancia y una rutina a la que estaba acostumbrada.

En el colegio el día  iniciaba a las 6:00 a.m., las seis chicas que ocupaban el cuarto se levantaban, se preparaban e iniciaban la jornada con lecturas en voz alta. Luego venían las clases de la mañana, el almuerzo y la siesta, si estaban en verano. La jornada de la tarde iniciaba a las dos de la tarde y terminaba a las seis. Por supuesto ahí no paraba el estudio.

En China, la gran meta es estudiar en el colegio para poder ingresar en la Universidad. Desde primaria los niños llevan una competencia contra el tiempo para poder lograr una buena nota en un examen que determina si entran en la Universidad, y si son muy buenos entran a las mejores del país, como la Universidad de Beijing.

Así las cosas, en el colegio Yang estudiaba hasta que apagaban las luces, a las diez de la noche, o extendía la jornada con una linterna si era necesario. Por supuesto Zhu no se tenía que preocupar por esas cosas, ella vivía en casa y podía estudiar todo lo que quisiera.

Si algo malo tenía no vivir en el colegio era ir en invierno, pues hacía mucho frío, y debía madrugar luego de una jornada agotadora. De todas formas, Zhu piensa que era mucho mejor estar en casa, y seguramente los padres de familia en Colombia concuerdan con ella.

 

En resumen, el estudio es una parte fundamental de la vida de los niños chinos. Tal vez es por eso que Zhu y Yang recomiendan a los niños de su país relajarse un poco, ser felices y juiciosos. “Estudiar bien, ser eficiente para hacer las tareas y jugar también”, aconseja Zhu, quien si pudiera le diría a su yo de 8 años que preferiría saltarse los tres años de educación básica, pues serían tres años menos de estudio y, si lo vemos bien, todos tenemos la vida entera para estudiar.

Yang y Zhu tal vez nacieron al otro lado del mundo, pero comparten mucho con nosotros. Guardan recuerdos de esos cumpleaños en los que comían pastel con sus compañeros del colegio, o de esa vez que sus papás le exigieron buenas notas para tener una fiesta. Ven las fotos de su infancia y sienten nostalgia y un poco de vergüenza, tal como sentimos nosotros cuando nuestra mamá saca el álbum de fotos frente a los demás.

La infancia de cada uno es única, pero lo que sentimos al recordar esos bellos años es un sentimiento universal.

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