Un mar sin peces para pescar

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Un mar sin peces para pescar
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Martes, Octubre 10, 2017
Estudiantes
El pez león, la contaminación y la pesca indiscriminada amenazan la biodiversidad del Caribe colombiano. A través de un documental y un cortometraje, un grupo de tadeístas da a conocer el oscuro futuro de la pesca artesanal en la región, si no se controlan estos factores.
Por: Edier Alexander Buitrago - Oficina de Comunicación / Fotografías: Santiago Trujillo

A las múltiples amenazas que se ciernen sobre el Caribe colombiano, se sumó, en los últimos tiempos, un intruso silencioso que recorre el Atlántico desde sus profundidades: el pez león.

Al acecho de pequeños peces y crías sin protección, el Pterois volitans amenaza con acabar el ciclo de reproducción de numerosas especies a lo largo del Caribe y, de paso, con el sustento de las familias que lo habitan.

Biólogos marinos de Utadeo, buceando entre corales a lo largo de la costa del departamento del Magdalena, observaron por primera vez al pez león en el Atlántico colombiano continental en el 2009, e inmediatamente empezaron a estudiarlo.

Aunque eran conocidos los peligros de esta especie en otras regiones, no se había dimensionado su impacto en el Caribe, donde su reproducción ha sido rápida y hoy amenaza el ecosistema marino. El problema en el país se agrava cuando el pez león, además de alterar la biodiversidad de la zona, afecta la pesca artesanal tradicional en el norte del país.

Adolfo Sanjuán, uno de los biólogos marinos de Utadeo que encontraron por primera vez un pez león en aguas colombianas, recuerda que “nos sorprendió, porque nunca habíamos visto un pez león en el Caribe. Sabíamos que existía en el indopacífico, pero no que ya estaba en el Caribe. A partir de ese momento surgió la inquietud: ¿Por qué está aquí?”.

Como parte de los estudios llevados a cabo por la Universidad, se analizó la cadena alimentaria del pez para determinar cuáles eran sus presas más comunes y la presencia de predadores naturales en el océano. Ante la ausencia de estos últimos, las alarmas se prendieron. En 2015, el Ministerio de Vivienda, Ambiente y Desarrollo Territorial declaró al pez león como una especie exótica invasora, e inició su caza.

Sin embargo, el director del programa de Cine y Televisión de Utadeo, Santiago Trujillo, y el Grupo de Investigación-Creación Media Lab, encontraron una forma alternativa de enfrentarlo a través de lo narrativo.

Armados con cámaras y un equipo de producción dispuesto a navegar por la costa caribeña, se propusieron contar una historia de ficción: la del último pescador, agonizando en un mar sin peces debido al hambre voraz de los depredadores.

El Grupo de Investigación Media Lab, encabezado por la comunicadora social Adriana Botero, se dio a la tarea de divulgar los hallazgos de la Universidad y de informar a la población sobre lo que podía hacerse con el intruso. Para ello, se recurrió a una pieza cinematográfica de ficción, que lograra transmitir el mensaje de manera artística.

En 2016, Trujillo viajó a Taganga (Magdalena), pueblo emblemático de la pesca en el país y lugar de estudio del Departamento de Ciencias Biológicas y Ambientales de la Universidad, junto a un grupo de estudiantes y colegas, con el propósito de sensibilizar a los pescadores de la zona y publicar los resultados de la investigación llevada a cabo en Utadeo, por el Grupo de Dinámicas Marinas y Costeras (Dimarco).

El resultado es el cortometraje “El último pescador de Taganga”, que cuenta la historia de un pescador y su hijo en una Taganga posapocalíptica, en la que los peces se han acabado por un exceso de contaminación, producto de una pesca desaforada que no piensa en el ciclo de la naturaleza, y por una reproducción excesiva del pez invasor. Una realidad cercana, sin acciones para cambiar su rumbo.

La dirección, que recibió el apoyo de los estudiantes, sirvió para poner en práctica los conocimientos aprendidos en las aulas al servicio de los intereses de la comunidad.

Como afirma Trujillo, “es fundamental que la academia se acerque más a la población, para poder comunicar los avances y los hallazgos de sus investigaciones; contar a la gente no sólo qué se investiga, sino cómo esos resultados pueden ayudar a mejorar la calidad de vida”.

Por esta razón, lo más importante fue contar con la participación de los pobladores en el rodaje, incluirlos de manera activa en la forma de comunicar sobre ciencia y entender sus lenguajes para transformar su realidad, como se hizo con la Federación de Pescadores de Taganga, que acompañó constantemente la filmación.

La presentación del cortometraje se llevó a cabo a finales de agosto de 2017, en las playas de Taganga, en el marco de las Fiestas del Mar, y será estrenado en la ciudad de Bogotá el 24 de octubre en Cine Tonalá, en el marco de Bogoshorts.

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Felicitaciones, se visualiza un buen documental de cine independiente, la fotografía se ve excelente. Celebro la juventud de los realizadores y la vinculación y apoyo de nuestra Universidad. Estos son proyectos que fortalecen el proceso de paz.