Nuestro recorrido empezó de Bogotá a Los Ángeles, un vuelo de 8 horas aproximadamente que Laura y yo sentimos muy largo porque no estamos acostumbradas a los vuelos internacionales. No podíamos saber que lo que nos esperaba iba a quitarnos el cansancio. Al llegar a Los Ángeles el cambio fue absoluto, todos hablaban en inglés y los espacios eran gigantes, además estábamos rodeadas de asiáticos, lo que hizo que quisiera sacar la cámara para tomarles un par de fotos al pensar que quizás no iba a volver a vivir algo como esto.
Pero no hubo mucho tiempo para fotos, nosotras teníamos que averiguar dónde tomar nuestro siguiente vuelo, y para nuestra mala suerte la maleta de Laura perdió las ruedas. Con mucho afán y Laura llena de cosas corrimos por el aeropuerto hasta encontrar nuestra puerta de abordaje justo a tiempo.
El vuelo de Los Ángeles a Shanghái fue muy emocionante, pues el 90% de los pasajeros eran chinos y nosotras empezábamos a sentir que ya estábamos llegando al país que será nuestro hogar por un año. El tiempo que pasamos en el avión fue muy divertido, pues nos comunicamos con la tripulación y con nuestros vecinos de asiento en chino, aunque ya empezábamos a sentir las consecuencias de tan largo viaje.
Cuando llegamos a Shanghái simplemente no podíamos creer que ya estábamos en China, fue increíble ver todas las señales en chino, las personas, las tiendas. Simplemente no creíamos que por fin estábamos donde siempre soñamos estar. Vimos el cielo oscuro, tan diferente del de Bogotá, luego entramos a los baños, tan diferentes a los que usamos en Colombia, estábamos desconcertadas. Definitivamente estábamos descubriendo un mundo nuevo.
Melany Mateus, Tianjin (China)
Estudiante de Idioma chino en la TJFSU.
Becaria del Instituto Confucio Utadeo.