El cuerpo como territorio que nunca acaba: un repaso a través de la psicología y la danza

Entrevista
El cuerpo como territorio que nunca acaba: un repaso a través de la psicología y la danza
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Sábado, Septiembre 18, 2021
“Yo soy una mujer muy activa desde siempre y mis amigos, compañeros de una banda de rock, al ver que siempre me movía me dijeron que iniciara con la danza. Particularmente la danza la veo como un espacio en donde encuentro quietud y en donde además puedo encontrarme conmigo misma”. Tania Iglesias.

“Yo soy una mujer muy activa desde siempre y mis amigos, compañeros de una banda de rock, al ver que siempre me movía me dijeron que iniciara con la danza. Particularmente la danza la veo como un espacio en donde encuentro quietud y en donde además puedo encontrarme conmigo misma”. Tania Iglesias.

Tania inicia con la danza contemporánea hace aproximadamente 25 años, considerándola un regalo de la vida, no se planteaba que tiempo después la iría a estudiar y a verla con la relevancia que esta fue adquiriendo con el paso de los años: “inicio con la danza contemporánea hace 25 años, fue un regalo de la vida. Yo no me había planteado estudiar danza, yo estudiaba Psicología aquí en barranquilla. En los años 90 probé una clase con Martha Ligia Gómez, una profesora de danza de Bogotá con quien comienzo a tomarle sentido al movimiento y a darle una forma a la danza, para descubrir mi cuerpo de otra forma y ver todas sus posibilidades. Comienzo a descubrir todo el territorio que es el cuerpo”.

 

Y si desde luego no se planteaba conocer la danza contemporánea, sería mucho más inaudito entonces ver lo que el futuro le tenía deparado, tras formarse como Maestra de Danza movimiento terapia en Barcelona, que es a su vez una terapia que busca ser concebida a través del otro. Ella afirma que el movimiento le ha cambiado la vida, es así como identifica los estilos que más le llamara la atención con respecto a la danza, aquellos movimientos que se ejecutan de forma fuerte, de acuerdo con lo aprendido en España con el profesor Mauro Barahona: “me gustaba los movimientos que requieren cierta fuerza física. Pero también me gusta la parte orgánica del mismo, los balances de los pesos, la elasticidad y demás”.

Tania también continuó realizando diversos proyectos, a través de los siguientes años, enfocándose en las dos pasiones que más le alegran el mundo y, por supuesto, la vida.  “Pero también amo la psicología”, y agrega: “en ese sentido, yo terminé la carrera de psicología y cuando la terminé me fui a vivir a España, realicé mi doctorado. Hice vida allí y, paralelamente, iba formándome en la danza”.

 “Me doy cuenta que la psicología cubre un espacio importante del proceso terapéutico, a nivel verbal, y está bien y funciona. Pero considero también luego que hace falta un espacio donde se pueda verbalizar el cuerpo. Es de esa forma como la danza entra a hacer contrapeso en la terapia y a aportar esa parte que le falta a la misma”. Luego, convencida de los innumerables beneficios de la danza, comprobados además en su persona intenta ir a Nueva York, con la idea de lograr hacer su Maestría en Danza movimiento terapia, pero esta es muy costosa, por lo que decide volver a Barcelona y tras el regreso encuentra la maestría y decide estudiar entonces en la Universidad Autónoma de Barcelona, hasta hacerse Maestra en Danza movimiento terapia. Un proceso que ella define como vivencial y que tras de ciertos intervalos de escepticismo logra corroborar su efectividad, al notar que era aquella parte de la que carecía la terapia únicamente referida a lo verbal: “aquello que yo extrañaba en los procesos de psicología con relación al encuentro con uno mismo era el cuerpo; es decir, no podemos estar estudiando la psicología tan solo desde la mente, sino que es necesario integrar también al cuerpo en el proceso de conocerse a uno mismo”. En ese sentido ella apunta otra cosa importante: que mientras la psicología ayuda a entender y mejorar los procesos internos a través del uso de la palabra, la danza, por medio del cuerpo, arroja mayor luz para conectar con las emociones y las expresiones que adquieren estas.

Actualmente, ella se encuentra coordinando el semillero de creación en danza de la Universidad del Atlántico, CreAndo, el cual ha sido un espacio desarrollado para los estudiantes, para que estos puedan a partir de la estimulación cognitiva y del desarrollo motriz, crear danza a partir de la investigación y producción. Ellos han sido participes a su vez de diversos festivales tanto locales como universitarios de danza contemporánea, participando con obras como DeMente en donde se buscaba expresar la dualidad de la consciencia a través de dos estados: lo masculino y lo femenino, ambos encerrados en la propia mente. Este semillero inicia con Olga Barrios, profesora de danza contemporánea de Bogotá, luego en compañía con la profesora Tania y hace aproximadamente unos 3 años es ella quien se convierte en la coordinadora. “Es un programa muy variado, compuesto por expresiones como jazz, flamenco, folclor, pero su eje central es la danza contemporánea”. Es también un espacio para que los estudiantes pudieran darse a conocer a través de sus expresiones artísticas, siendo ellos mismos quienes establecen sus propios movimientos, espontáneos y creativos a partir de la formación técnica. Los estudiantes que llegan al semillero ya han pasado por diversos estilos y ritmos, es así como al llegar a la danza contemporánea pueden explorar otro repertorio de movimientos. Lo que buscan ellos actualmente es promover el movimiento de la danza a través de lo local, para llegar a más personas, siendo que el semillero ha resultado eficiente al permitir visualizar talentos que parecían ocultos y que tras diversas temporadas se han ido consolidando y que además han podido participar y ganar algunos estímulos locales. Esto ha sido importante para impulsar a la danza contemporánea. “Te das cuenta que con el semillero algo estamos haciendo bien. Los estamos motivando no solamente a ser bailarines, sino a que promuevan la danza y la cultura en la ciudad, algo que hacía falta”.

Cada semestre se enfoca en diferentes procesos, de los cuales salen muestras. Los profesores funcionan como andamiajes que permiten reconocer las dificultades, así como dar muestra de las fortalezas dentro del grupo. Los chicos, que tras tiempo llevan preparándose, se muestran muy alegres y esperanzados de que las cosas salgan de la mejor manera. Es así como la vida continúa, mientras se espera que para CreAndo este año se pueda sacar el mayor partido posible a las presentaciones y desde luego, un gran aprendizaje del Festival Universitario de Danza en los próximos meses.

 

Andrés David Castañeda Cardona
Estudiante Comunicación Social y Periodismo UTadeo
casta2795@gmail.com

 

 

 

 

 

 

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