El maestro Juan Pablo González Leal, además de actor e intérprete de danza neoclásica y contemporánea, fue el hombre poético apropiado para este Festival Universitario de Danza Contemporánea, quien propuso el tema: “Cuerpo prosaico/Cuerpo poético”.
Desde muy joven, descubrió que podía hacer que otros hicieran lo que él no era capaz de hacer con el cuerpo, y desde esta necesidad de dirigir, surgió la labor docente, de dirección. Su Laboratorio de Investigación y Creación Interdisciplinar en Danza y Teatro, nació con actores y actrices que suelen trabajar desde la razón: “¿Qué quieren decir?, ¿Cómo lo quieren comunicar?”. En esta escuela, busca atender a la importancia de esa verdad física que todavía no está atravesada por la razón; cuando el cuerpo quiere decir, pero no sabe cómo. De allí, se desprenden innumerables técnicas, estilos, tendencias de danza, y movimientos que ayudan no solamente a tecnificar, sino a aumentar la expresividad del cuerpo. Y es así, como puede maravillarse de la alegría de todos aquellos danzantes, actores y actrices al encontrarse con que el cuerpo, a veces piensa antes que el cerebro.
Juan Pablo tiene una enorme apreciación por el Naturalismo del Teatro Ruso, ese que promueve los impulsos primarios y naturales que, se van poetizando a otro tipo de lenguaje, siempre conservando la verdad o la intención primaria. Se parte de un gusto estético, que se hace más y más atrayente, según los actores van poniendo la vida en el escenario y exageran todo aquello que hacemos en la vida cotidiana. Donde deja de ser una técnica para una representación teatral para convertirse en una técnica para conocerse a uno mismo; se vuelve casi somático. Porque, la verdad sea dicha, qué difícil es aprender a ser uno mismo. Para él, ponerse en escena no requiere entrar en un estado de grandilocuencia, sino en conectarse con su cuerpo, con sus emociones, de no pensar tanto las cosas, de ser natural.
La incertidumbre, es el principal motor para crear. Juan Pablo dice no tener nunca una idea de lo que quiere hacer, solo sabe que quiere hacer algo; como los deportistas que tienen un balón y las intenciones de jugar un partido, pero pueden tener una cancha de pasto, una cancha sintética o una de concreto. La intención siempre es jugar, así que pone una tarea a los intérpretes, y de ella, descubren temas en común con lo cuáles trabajar porque todo siempre parte de una intuición colectiva y allí es donde empieza a empujar. De hecho, los genios para él son un mito. Siempre es necesario contar con el colectivo, para que ellos ayuden a descubrir cuál es el tema en función. Claro, implica un peligro porque puede pasar que se tarde más creando, o que se repita algo ya hecho.
Va de estructuralista por la vida, empezando con lo más sencillo y terminando con lo complejo, sumando problemas a la creación, como construyendo un edificio. Sin embargo, se está reconciliando con las formas luego de un proceso de anarquía con las mismas, una necesidad vanguardista consigo mismo. Hasta que recordó que las ondas musicales tienen forma, que la naturaleza tiene forma y que estas son reflejos de una vibración. De modo que, ¿por qué negarse a las formas? Ahora es cuando, al tener una idea y diversas exploraciones, puede ir concretando movimientos, escenas, coreografías, escenarios. Donde la semiótica cobra valor como un símbolo que conecta las piezas de un rompecabezas para traer a colación una puesta en escena.
Todo esto nos lleva al arte contemporáneo que permite construir estética y subjetividad, para poder dar contexto al espectador a través de algo realista, prosaico, muy coloquial. Es un arte profundamente espiritual, que trata de ir más allá del límite, de poder ver más allá, poder escuchar más allá, poder oler más allá. Es un arte que mueve la sensibilidad a niveles insospechados.
Aunque para este festival, no participará activamente trayendo una pieza para deleite de los espectadores, espera ver cómo la gente se ubica en un lugar del péndulo entre dos universos aparentemente separados. Porque lo importante aquí es brindar un panorama de las maneras universitarias que hay de hacer obra y de concebir el cuerpo, en cómo los coreógrafos y coreógrafas que están versados en el tema, piensan todo esto con los cuerpos que les llegan; cuerpos prosaicos que son profundamente poéticos y que se acercan a una necesidad de movimiento que se pondrá en escena. De hecho, el tema de este festival es el tema de todos los festivales.
 | Nicole Camila Peña Montoya |
