Nicole Peña estudiante de Comunicación Social quien adelanta sus prácticas laborales en este espacio habló con Mariana Velilla quién dirigirá la propuesta escénica que será la anfitriona de los grupos universitarios y compañías invitadas para esta edición.
Mariana es una Maestra en Artes Escénicas graduada de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. “… las personas que creemos que son unas cracks bailando, suelen ser endiosadas y subidas en un pedestal”. Esto lo refiere, porque le resulta extraño cuando se aproximan a ella creyendo que lo tiene todo resuelto. Al acercarse a otros bailarines y personas con experiencia, se da cuenta que todos tienen investigaciones, que fluyen en una misma corriente. Eso se refleja en la pasión y en la entrega del artista. Así que, realmente hacer una propuesta para este festival, surgió de un clic que resuena con la danza, con el autoconocimiento y la transformación, lo cual permite una mirada crítica sobre el virtuosismo del cuerpo.
Es una mujer supremamente empática que se enfoca en las sensaciones físicas y emocionales que envuelven a cada individuo desde su reconocimiento corporal. “¿Qué nos rodea?, ¿qué está sucediendo?, ¿por qué estamos en un espacio?, ¿qué sentimos?” ... Todas son preguntas que importan, todas son preguntas que afloran sensaciones en la gente y producen un movimiento. Y por ello, es que Mariana ha encontrado un equilibrio gratificante entre el teatro gestual y la danza.
Rudolf von Laban, es uno de los referentes de la danza más fuertes que Mariana tiene presentes para este Festival. Esto, por sus estudios de las cualidades del movimiento, que no son una clasificación arbitraria de cada movimiento corporal, pero permite al ser humano comprender desde la anatomía, la psicología y la kinesiología, el amplio abanico de movimientos que el cuerpo tiene a su disposición; mismos que podrían llegar a personas que no son específicamente bailarines, para que hallen la danza en cualquier ámbito de su vida.
Mariana se interesó en la cotidianidad, gracias a la alteración que trajo a todas las personas, la pandemia mundial en que aún nos encontramos. Ella, estaba acostumbrada a un estilo de vida en que, como bailarina, podía llegar a sudar con el otro y mantener una cercanía sin restricciones. Pero ahora, hay una especie de rechazo (no asco), un pudor, a la hora de acortar distancias. En los espacios actuales de danza, a los que después de tanto se puede acudir, se están todos separados y no es sencillo encontrar esos espacios en que el bailarín pueda crear un círculo seguro y relajarse para danzar como antes.
Por otro lado, está el impacto de la virtualidad. En danza, en teatro, no todos estaban acostumbrados al mundo audiovisual. Al menos, Mariana no lo estaba. Descubrió que la cercanía había cambiado, que tenía la oportunidad de dictar clases desde su casa a personas de otras ciudades o tomar clases de otros lados del mundo. Y esto, en su consideración, fue un cambio, una apertura interesante, una variedad de oportunidades positivas.
Mariana tiene un interés auténtico por trabajar con personas que no tienen ninguna formación en danza, con personas que les interese moverse; porque moverse es transformador y liberador. De hecho, formarse en la Danza Movimiento Terapia, es otro de los impactos que trajo consigo la virtualidad. Ahora se forma en esta disciplina, para entender la somática del movimiento, y lo que esto puede repercutir en las sensaciones, en las emociones y trabajar en el individuo; es un movimiento transformador. Le intriga la virtualidad, le intriga lo audiovisual, y con eso en mente, decidió aceptar el reto.
Ella entendió en recientes talleres con mujeres empleadas de empresas, que hay una desconexión muy potente del cuerpo, de la respiración. Las personas ya no paran un momento a pensar en sí mismas, en cómo se encuentra su cuerpo, no encuentran el momento para interesarse por su despertar. Incluso a ella, que al danzar está en armonía con su propio cuerpo, le cuesta estar verdaderamente conectada a él. Así que, se cuestionó para entrelazar lo cotidiano en esta propuesta llamada: Recién.
Recién, se plantea desde el nacimiento de un bebé, por ejemplo. Se plantea desde el comienzo de algo, la realización de que algo sucedió. En lo que ella siente que pasa cuando uno se despierta. Cuando uno vive con los ojos abiertos. Con este proyecto, espera que las personas sean conscientes de su cuerpo, de lo que hacen, de cómo lo hacen y de por qué lo hacen. Lo importante, más que cualquier otra cosa, es el proceso. El proceso, cuando lo hay, es visible y permite conectar con algo. Esto, para quien se encuentra en él, como quien lo especta. Para Mariana, lo importante es brindase y brindar, una experiencia en donde la persona pueda sensibilizarse, conocerse, que despierte en sí misma preguntas de investigación. Que quien lo vea, pueda sentir algo, que algo entro de él o ella, se mueva. Todo eso depende de la subjetividad de cada quién, por supuesto. Pero está segura de que, con esta propuesta, se compondrá algo honesto que tocará a las personas que se aventuren en este festival.
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 | Nicole Camila Peña Montoya |
