"En Colombia, modificar la Constitución es rutinario": José Fernando Isaza
Retomando su tesis de que la Constitución Política de Estados Unidos, pese a ser corta y a tener pocas reformas, presenta contradicciones lógicas que pueden llevar a degenerar el poder hasta llegar a un régimen fascista, el exrector y consejero de Utadeo José Fernando Isaza, en su columna de opinión en El Espectador, cita la historia de Kurt Gödel, cuando en 1947, ante un juez de Trenton, juró para obtener la ciudadanía estadounidense.
Recuerda que en medio del diálogo que tuvo una de las mentes más prodigiosas de la lógica en el mundo con el juez Forman, surgió la tensión sobre la posibilidad de demostrar que Estados Unidos, al igual que Austria y Alemania, podía convertirse en una dictadura: “Mucho se ha debatido sobre cuál es la inconsistencia lógica que descubrió Gödel. Morgenstern, quien relata el suceso, no lo menciona”, apunta el columnista.
De este modo, Isaza señala que muchas constituciones en el mundo presentan inconsistencias lógicas que pueden llevar a reformas que modifiquen la estructura del Estado: “Un artículo define cómo se reforma la Constitución en los temas no fundamentales. Es un proceso abreviado; otro define los temas cruciales. Para estos la reforma es casi imposible. El problema es que se podría reformar el artículo que define los temas fundamentales con el procedimiento simple, pues en ninguna parte se aclara que el artículo que define los temas fundamentales es fundamental, entonces podría así reformarse y suprimir o introducir en la enmienda un tema fundamental y así se podría modificar por la vía rápida la Constitución”, agrega.
En el caso de Colombia, argumenta Isaza, modificar la Constitucion es un proceso de rutina, como ya se ha visto en la modificación al artículo que amplía el período presidencial o que le permite al Ejecutivo nombrar a la totalidad de los miembros de la junta del Banco de la República.
Recuerda, además, que durante la toma al Palacio de justicia por parte del M-19, también se dio un golpe de Estado. Ello se dio cuando el presidente Betancur trató de evitar una masacre al interior de estas instalaciones, pero ningún alto mando, ni quienes estaban a cargo de la operación, aceptaron pasar al teléfono para escuchar la orden de su comandante supremo.
“Las actas del Consejo de Ministros de esos días dan cuenta de los infructuosos esfuerzos para detener la hecatombe; se enteraron de lo sucedido por las transmisiones de las emisoras. Con humor negro se definió ese Consejo de Ministros como el Consejo de Radioescuchas”.