Celebremos a Confucio sin tanta confusión

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Celebremos a Confucio sin tanta confusión
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Lunes, Septiembre 26, 2016
Confucio no es un chino-japonés, no inventó la confusión y tampoco inventó los Institutos Confucio.
Foto: Laura Vega- Oficina de Comunicaciones

Por: María Paula Torres

Si usted ha estudiado en nuestro Instituto probablemente piense que Confucio es un señor viejito de barba larga, con cara de ser buena gente y un ducho en chino. Y en parte no se equivoca, pero este personaje es mucho más que una imagen.

 

Entonces, ¿quién es Confucio?

Si los occidentales tenemos a Sócrates al inicio de los estudios de filosofía,  podemos decir que Confucio es su par en Asia oriental.

Se cree que nació en Qufu (actual Shandong) el 28 de septiembre del 551 a.C.  De su vida hay tanto de leyenda como de realidad, pero lo que sí es seguro es que en vida fue fuente de sabiduría para los gobernantes de su natal Estado de Lu, e inspiró los pilares de la sociedad china desde la dinastía Han.

 

¿Quién es Confucio hoy?

Confucio creía en una humanidad generosa, respetuosa de sus mayores, llena de virtudes y rectitud. Eso es lo que predicaba y lo que llevó a una misión de monjes jesuitas a traducir y llevar sus textos a Europa.

Pero la China de los ochentas y noventas había olvidado a Confucio. 2500 años después de ser construidos, los templos en su honor habían desaparecido casi en su totalidad.

La vida de esta generación giraba en torno al trabajo y los grandes reconocimientos sin importar los medios por los que se consiguieran. Los valores y la moral eran simples conceptos enseñados en la familia y el colegio, pero sin un significado verdadero.

En ese entonces China también entró en un mundo globalizado liderado por occidente, lo que suponía no solo grandes cambios políticos y económicos sino un cambio profundo en su sociedad.

Entonces una gran preocupación apareció: con toda la influencia occidental ¿cómo se iba a incentivar el sentimiento nacionalista? De acuerdo con Evan Osnos y su publicación “Confucio viene a casa” (The New Yorker, 2014) la respuesta fue Confucio.

Con la llegada del nuevo milenio el antiguo filósofo empezó a ser una referencia en la cultura popular, más allá de las citas motivacionales y las frases en las galletas de la fortuna.

Hu Jintao, presidente de China de 2003- 2013, lo citaba en sus discursos; una empresa familiar tomó a Confucio como ingrediente comercial para su vino, la ciudad natal del Gran Maestro se convirtió en un gran centro turístico de China y en 2014 los Institutos Confucio empezaron a llegar a diferentes partes del mundo para difundir la cultura e idioma del país asiático.

Hoy en día la sociedad china ha dado un vuelco. Desde occidente admiramos cómo los chinos son respetuosos con sus mayores y sus ancestros, los colombianos nos sorprendemos y admiramos cómo el gigante asiático lucha contra la corrupción, y los estudiantes de idioma chino vamos aprendiendo con nuestros profesores a respetar la gran labor de los maestros, así sea con un simple “gracias profesor” al final de cada clase.

Definitivamente hoy el confucianismo hace parte del día a día en un país que va cambiando a pasos agigantados, pero que no quiere dejar de lado las enseñanzas del Gran Maestro.

Y bueno, tal vez después de ésta nota empecemos a pensar en Confucio y dejaremos de lado tanta confusión…

 

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