El consejero de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, José Fernando Isaza, escribió en su columna de opinión publicada en el periódico El Espectador sobre la posibilidad de gravar las bebidas azucaradas que "Los beneficios son múltiples: se obtienen recursos para la salud y se reducen los costos de tratamientos a los diabéticos, que se estiman en US$700 por persona y por año. En palabras del ministro, dos gaseosas al día duplican el riesgo de desarrollar diabetes".
Comentó que "En México, el impuesto a las bebidas azucaradas ha mostrado resultados positivos. No se han producido las quiebras de los pequeños establecimientos dedicados a la venta de comidas y bebidas populares. El consumo ha descendido en el 6% este se ha desplazado a bebidas sin azúcar o aguas".
Isaza resaltó que "En el libro Homo Deus, Yuval Noah Harari presenta las siguientes estadísticas y comparaciones: "En el año 2012 murieron en todo el mundo 56 millones de personas, 620.000 a consecuencia de la violencia humana, de estas 120.000 a causa de la guerra, del crimen las otras 500.000. En cambio, 800.000 se suicidaron y 1,5 millones murieron de diabetes".
"El gusto por cantidades mayores o menores de azúcar es adquirido. Medidas fiscales pueden incentivar a la industria de las gaseosas a reducir el contenido del azúcar. Similar al tratamiento impositivo de las bebidas alcohólicas, el impuesto se fija por el contenido de alcohol. Una constatación de que el gusto por el mayor o menor contenido de azúcar puede modificarse es observar, como a medida que mejoran la calidad del café y se hace más evidente el daño que a la salud produce el exceso de azúcar, más y más personas prescinden del azúcar como edulcorante de esa bebida" señaló Isaza en su texto.
Finaliza su columna diciendo que "Puede estimarse que, por cada muerte por sobredosis, se producen 40 o más por excesos de consumo de azúcar o grasas y ningún país sensato ha pensado en perseguir con la policía el consumo de gaseosas y chicharrones".
