La "mermelada", término que ha sido acuñado popularmente para referirse a los actos de corrupción al interior del gobierno colombiano, tiene su origen en la famosa “melaza”, un derivado de la caña de azúcar que se utiliza para la elaboración de la panela.
Según el consejero y ex rector de Utadeo, José Fernando Isaza, en su columna de opinión en El Espectador, el término fue incorporado a la política colombiana por Juan Carlos Echeverri quien, en medio del trámite para la modificación regional de la distribución de las regalías petroleras y mineras, sostuvo que los recursos debían repartirse no solo entre las áreas productoras, sino a más municipios, de análoga manera como se esparce la mermelada en una tostada
Sin embargo, sostiene el columnista, las comunidades de las zonas de explotación han tenido que cargar con los costos ambientales y sociales de estas actividades extractivas, al tiempo que no reciben los beneficios monetarios equitativos: “El uso común ha llamado “mermelada” a la participación del presupuesto nacional que obtienen los congresistas, fina cortesía del Ejecutivo, con el objeto de lograr la aprobación de las leyes. Un efecto colateral es el incentivo a la corrupción por parte de los políticos que se lucran de la contratación y las coimas con los recursos de la “mermelada”, argumenta Isaza.
Isaza sostiene que, con la aprobación del artículo de la reforma política en el cual por lo menos la quinta parte del presupuesto nacional de inversión será denominado como Inversión de Iniciativa Congresional, convertirá los “frasquitos” de mermelada que cargaba cada congresista en varias piscinas de melaza en las que “se zambullen, sin pudor alguno, los congresistas que disfrutarán de estos recursos estatales para sus campañas de reelección o su enriquecimiento personal. No hay un anuncio de veto a este artículo por parte de la ministra del Interior ni del presidente para rechazar este artículo”, afirma.