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Los amantes de la ópera celebramos en el año 2023 un gran aniversario, 100 años de María Callas, nacida el 2 de diciembre de 1923, fallecida el 16 de septiembre de 1977. Para algunos María es “La Divina”. Para otros, es la voz de todos los tiempos. La Callas dividió la historia de la ópera en dos. La artista es la unión perfecta entre texto y melodía, nunca decepcionó a sus más devotos admiradores y a sus detractores, logró convencerlos.
El camino a la fama no fue fácil para María Callas. En el inicio de su carrera ella tuvo que superar inmensas dificultades, su raro instrumento sonoro causaba estupor y la cantante fue rechazada repetidamente por teatros y agentes de concierto. Finalmente, en el año 1947 ella logró un contrato con La Arena de Verona, para interpretar La Gioconda de Amilcare Ponchielli. Llegando a Nápoles, proveniente de Estados Unidos, La señorita Callas fue víctima de la inseguridad que reinaba en esta ciudad y viajó a Verona sólo con la ropa que traía puesta y algunos objetos personales. La crítica, acostumbrada a voces más brillantes, no mostró gran entusiasmo por su presentación. Un hacendado veronés quien pronto sería su esposo Giovanni Battista Meneghini, le ofreció su ayuda. Así fue contratada en algunos teatros italianos como soprano wagneriana, territorio de la cantante noruega Kirsten Flagstad. La música de Wagner requiere de una voz enorme, capaz de ser oída sobre una gran orquesta. Es así como La Callas interpretó con éxito moderado a Kundry en Parsifal en la ciudad de Roma, de la cual existe un registro completo; Isolda, en Tristán e Isolda y Brunhilda en la Walkiria en Venecia. Escuchar en nuestro tiempo a María Callas cantando, por ejemplo, la muerte de amor de Tristán e Isolda, en su primera grabación oficial del año 1949, nos permite apreciar el sonido sensual de su voz y el elegante fraseo, características que seguramente vio su mentor, el director de orquesta Tulio Serafín. Mucho se ha escrito sobre la temporada de ópera de 1949 en La Fenice de Venecia. La indisposición de la soprano Margherita Carosio y la visión musical sin precedentes del maestro Serafín, incitaron a María Callas a interpretar a Elvira en Los Puritanos de Vincenzo Bellini mientras todavía se encontraba sumergida en el repertorio wagneriano.
Vincenzo Bellini fue uno de los tres grandes exponentes del Bel Canto italiano y su música además del mencionado elegante fraseo requiere de una gran extensión vocal, facilidad para el arte de coloratura y la expresión y teatralidad que un cantante pueda aportar al personaje.
Para entender mejor la importancia del evento que catapultó a la fama internacional a la Callas, debemos remontarnos a los años de estudio de la artista con Elvira de Hidalgo en Grecia. La Hidalgo era la maestra de canto del conservatorio en Atenas. La voz enorme de la joven Callas le abrió la puerta a sus clases. La Hidalgo, sin embargo, en lugar de preparar la voz de su alumna para los personajes wagnerianos y veristas, le enseñó todo lo que podríamos definir como “El taller de la coloratura”. A esto le debemos sumar la enorme disciplina de la Callas. Se dice que ella llegaba al conservatorio con el primer estudiante y salía del edificio con el último. Practicaba sin parar todas las correcciones de su profesora. Esta dedicación hizo que en tan solo una semana la artista aprendiera de memoria el personaje completo de la nueva ópera. Es importante destacar como, antes de la llegada de la Callas al firmamento escénico, los papeles principales del Bel Canto eran interpretados por sopranos ligeras que eran incapaces de llegar a la esencia del personaje. En el Siglo XIX no existían las divisiones vocales, ejemplo: Soprano dramática, lírica, spinto o de coloratura.
Los años 50 fueron años verdaderamente gloriosos para la ópera. La gran protagonista fue naturalmente María Callas, reina absoluta del Bel Canto. A su lado se lucían también Renata Tebaldi, quien compartía algunos personajes verdianos y veristas con la diva griega y no podemos olvidar a Victoria de los Ángeles. El mundo celebró en noviembre el centenario de la soprano catalana.
María Callas, si la comparamos con La Tebaldi, La Flagstad, La De los Ángeles o la soprano australiana Joan Sutherland, representa todavía en nuestro tiempo una verdadera revolución. Un solo instrumento reúne todas las cualidades para cantar Wagner, Bel Canto, Verdi, Puccini y hasta incursiones en el repertorio de Mezzo Soprano con Carmen de Bizet y las preciosas arias de Dalila en Sansón y Dalila de Camille Saint-Saëns.
El verdadero milagro de la Callas se ve reflejado en pleno siglo XXI a través del gran interés que gira alrededor de la artista entre una generación que no pudo verla en la escena. Los documentos fílmicos son relativamente pocos. Recientemente el director de cine Tom Volf, autor del libro y la película María by Callas, presentó en las salas de cine del mundo, una versión en color del célebre concierto de París del año 1958 en donde la Callas interpreta Norma de Bellini, Rosina en El Barbero de Sevilla de Rossini, Leonora en El Trovador de Verdi y cierra con una apasionada Tosca de Giacomo Puccini. Este documento deja en claro que el arte de la Callas y su legado vivirán para siempre.