En su columna de opinión más reciente, José Fernando Isaza, ex rector y miembro del Consejo Directivo de Utadeo, publicó en El Espectador una reflexión sobre la inequidad en el sector de los biocombustibles, esto en relación con los gastos que deben hacer los ciudadanos y que terminan beneficiando solamente a las familias propietarias del negocio.
“A los productores de alcohol combustible se les compra el producto a $8.564,24/galón; por el mismo volumen, Ecopetrol recibe $4.031,32; es decir, los consumidores pagan un subsidio de $4.532,94/galón a los productores de etanol. Es un buen ejemplo de beneficios concentrados y costos distribuidos”, señala Isaza en el artículo.
Si el subsidio por galón de etanol es de $4.532,94, el de biodiésel de palma africana es $5.829/galón, lo cual implica una ganancia, concentrada en el reducido grupo de productores, de $2 billones anuales.
Isaza cuestiona los incentivos del gobierno nacional, en términos de reducción de impuestos, a los productores del sector de los biocombustibles, pues si bien se sustentan en la idea de generar empleo, la realidad es que muchas de las empresas azucareras, por ejemplo, no protegen a sus trabajadores y quieren mecanizar los procesos para no depender de los empleados.
Al final del artículo, Isaza cita frases de la novela María de Jorge Isaacs en las que se relata cómo la familia de los Isaacs termina vendiendo, en condiciones de desigualdad, la hacienda La Manueltia a los Éder. “El espíritu agresivo empresarial viene de vieja data”, remata.