Pese a que México ha sufrido en sus últimos años una escalada de crímenes por parte de grupos de crimen organizado, la realidad a 2017 demuestra que esta nación aún mantiene un índice de homicidios inferior al de Colombia, que es de 20,5 muertes por 100.000 habitantes. Sin embargo, aunque los homicidios disminuyeron exponencialmente en nuestro país, pasando de 80 muertes en 1994 a 24 en 2017, mientras que la situación en el país centroamericano tiende a incrementarse, la diferencia entre los dos países radica el conflicto interno que han vivido los colombianos. Así lo indicó el profesor emérito de Utadeo, Salomón Kalmanovitz, en su más reciente columna de opinión en El Espectador.
Para el experto en economía, precisamente este fenómeno ha desatado que en nuestro país la sociedad acepte la violencia, habituándose a esta, al tiempo que el Estado no ejerce en su totalidad el monopolio legitimo sobre los medios de violencia, generando que se multiplique el número de armas en poder de diferentes grupos sociales: “Los carteles colombianos eran altamente visibles y concentrados y pudieron ser combatidos exitosamente por medio de asistencia técnica, cambios institucionales y más presupuesto para las labores de interdicción y represión”, comentó el columnista.
Para Kalmanovitz, tras el endurecimiento de las políticas contra el narcotráfico por parte de Colombia, la problemática se traslado a México, en la medida que los Estados Unidos aún siguen generando un gran volumen de demanda de narcóticos, sumado a otros ilícitos igualmente lucrativos como la trata de personas y la inmigración ilegal: “El Estado mexicano ha utilizado al ejército en su lucha contra los carteles, algo que ha probado ser vistoso pero ineficaz. Le hace falta inteligencia anticriminal que surge de los aparatos judiciales y policiales especializados, algo en lo que sí avanzó Colombia desde la guerra del terror de Pablo Escobar", resaltó.
El columnista finaliza recordando que si bien Colombia fue ejemplo a seguir en su lucha contra el narcotráfico, el aparato estatal se ha adormecido ante la corrupción, al tiempo que no ha podido hacer frente a las bandas criminales que actualmente organizan los delitos de narcotráfico, extorsión y trata de personas en nuestro país.
