Pese a que los medios de comunicación y la opinión pública repiten año tras año que el ajuste salarial no sirve para mucho, lo cierto es que el salario mínimo real ha aumentado sistemáticamente desde 1999, al tiempo que la inflación ha descendido y la capacidad adquisitiva de bienes básicos se ha abaratado. Esta es la tesis del profesor emérito de Utadeo, Salomón Kalmanovitz, en su más reciente columna de opinión publicada en El Espectador.
Sin embargo, puntualiza el editorialista, la devaluación del peso en el 2015 restringió el consumo de bienes importados, sumado a las altas inflaciones que la acompañaron. Lo preocupante, según Kalmanovitz, es que tan solo el 35% de la fuerza de trabajo del país esta cobijada por el salario mínimo, mientras que el resto se encuentra en la informalidad, ganando menos de este monto.
Como lo comenta el profesor emérito, por tercer año consecutivo el Banco de la República incumplió su meta de inflación, pues esta llegó al 4,1%, al tiempo que el crecimiento económico fue mediocre al situarse en un 1,7% y persisten los déficits del Gobierno pese a la regresiva reforma tributaria aprobada: “El recaudo tributario que hizo la DIAN durante el año fue de $136 billones, sólo el 14,8 % del PIB, cuando se necesitaban otros dos puntos ($18 billones) para recuperar los equilibrios macroeconómicos perdidos, sin los cuales es difícil crecer en forma sostenida”, sostiene Kalmanovitz.
Pese a todo ello, el 2018 promete ser un mejor año gracias a la recuperación de las economías europeas y el crecimiento sostenido de los Estados Unidos, así como la estabilización de las economías de China e India. Se espera una revaluación del peso y, por ende, una inflación menor que permita llegar a la meta del emisor, aunque no se descarta que la próxima administración declare la emergencia económica permanente: “Se trata también de un año electoral donde se escuchan muchas promesas irresponsables que han hecho fruncir el ceño a las agencias calificadoras de riesgo. Los inversionistas extranjeros optarán por esperar los resultados de las elecciones, antes de comprometer recursos en una economía desequilibrada, con candidatos que no reconocen los serios problemas que enfrenta su sociedad”.
