Un reto de los próximos años será aumentar las fuentes de financiación de los programas sociales, entre estos el financiamiento de la matrícula y los gastos de sostenimiento de estudiantes de bajos recursos económicos para garantizar su vinculación y permanencia. Se desarrollará una estrategia de donaciones con egresados, empresas, gobierno y otras entidades que garantice una consecución efectiva de recursos.
Se espera que estas donaciones fortalezcan las fuentes tradicionales de financiación de la Universidad y que al 2020 se hayan generado ingresos por $5.000 millones.