Adriana Salazar nació en 1980 en Bogotá, Colombia, donde vive y trabaja. Es maestra en filosofía de la Universidad Javeriana, donde estudió después de graduarse del programa de Bellas Artes de la Universidad Jorge Tadeo Lozano.
Su trabajo como artista parte de un cuestionamiento por los gestos humanos, esencialmente, la relación que existe entre sujeto y objeto, y los límites entre naturaleza y artificio.
Adriana empezó a estudiar los elementos básicos de la mecánica, como son el movimiento, la velocidad y el tiempo, buscando entender la naturaleza de la transformación de las cosas. A partir del análisis de la simplicidad de las máquinas, Salazar desarrolla una serie de trabajos creando vínculos entre la máquina y el cuerpo humano. En el proceso reconoce que hay ciertos movimientos y gestos mecánicos que se reproducen en la humanidad como llorar, reír, o fumar. Del mismo modo, Salazar estudia la naturaleza, con el fin de comprender el movimiento causado por el viento, el sonido, entre otros. Adriana construye objetos que reproducen las acciones naturales del hombre, a través de las cuales propone que el ser humano es construido como una máquina a partir de un patrón cultural. Sus esculturas plantean un horizonte en donde los límites de diferenciación entre lo vivo y lo inerte se desdibujan.
Sus obras se han expuesto en México, Estados Unidos y Cuba. En Colombia ha participado en diversos Salones Nacionales de Artistas, en ArtBo, en el Jardín Botánico José Celestino Mutis, en la Alianza Francesa y otros escenarios.
Actualmente, Adriana es profesora en el área de Plástica en Medios del programa de Artes Plásticas de la universidad Jorge Tadeo Lozano.