
La narración oral, en la Casa Republicana de Utadeo, no sólo persigue el objetivo de brindar herramientas artísticas a los estudiantes para contar historias; además, busca que exista una enseñanza para la vida; es decir, que el taller ayuda a los estudiantes a conocerse a sí mismos y a aplicar los ejercicios prácticos en su vida personal.
Juan Sebastián Alejandro Estupiñan, el profesor de narración oral, afirma que la narración oral “no debe quedarse sólo para contar una historia, debe ser útil para presentaciones en exposiciones de clase, debe ser bueno para poder relacionarte mejor con las personas, debe ser útil para presentar una hoja de vida, una entrevista de trabajo…” De esa manera, las clases aportan positivamente al desarrollo del auto conocimiento y a mejorar las relaciones interpersonales del estudiante. Por ejemplo, Cristian David Macías, estudiante de Comunicación social y Periodismo y asistente al taller dice: “me he sentido bien, a gusto, he aprendido a expresarme mejor, a perder el pánico escénico, he podido conocer otras personas”.
El instructor de los talleres busca que las actividades fortalezcan la confianza de los asistentes para que puedan desarrollar con seguridad, su trabajo de narración. Para él, es muy importante que el narrador se crea el papel que está realizando, que sienta aquello que escribe y aquello que cuenta; y así ofrecer un trabajo real y honesto. Por eso es que en algunas ocasiones, los ejercicios ayudan a realizar catarsis, en la medida en que, como lo expresa Juan Sebastián “cuando se lo cuentas a un público, enfrente de un escenario es como sí en lugar de sostener tus problemas sobre tus hombros, permitieras que todos ellos te ayudaran a sostener eso que tanto te duele.”
Es así como el taller de narración oral conlleva un aprendizaje para el escenario y para la vida. Una oportunidad que abre el Centro de Arte y Cultura para el beneficio de quienes tengan el gusto de narrar la vida y aquellos que deseen adquirir habilidades prácticas para desarrollar más confianza, honestidad y coherencia.
Escrito por: Andrea Duarte Riveros