Pixel: un ángel de cuatro patas

Pixel: un ángel de cuatro patas

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Pixel: un ángel de cuatro patas
Jueves, Abril 27, 2017
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Este es Pixel, el perrito ilustrado por Diego Sánchez, profesor de Utadeo, que le ha dado la vuelta al mundo, ayuda a recaudar recursos para los animales víctimas de Mocoa y se está tomando las redes sociales.
Laura Vega / Universidad Jorge Tadeo Lozano

Declarar que su proyecto más importante es pintar a Pixel por el resto de su vida resulta, en el caso de Diego Fernando Sánchez, profesor de diseño multimedia e interactivo de Utadeo, radical.

Nunca –aclara él- sintió una particular inclinación por las ilustraciones, sino más bien por las infinitas posibilidades del diseño digital, que ha guiado su carrera y su profesión.

Difícil entender de entrada por qué entonces se presenta como el “papá” o el “humano” de Pixel, un perrito ilustrado por él que este año, y tras “asaltar” durante meses las redes sociales de Diego, estrenó su propio perfil en Facebook: Pixel Adventures o las Aventuras de Pixel.

Gracias a los amigos y conocidos de Diego, que lo incluyen en sus travesías, ya es un viajero consagrado. Un día se lo ve haciendo clavados en las aguas espumosas de Palomino (La Guajira), mostrando su mejor pose de yoga en Jaipur o Bangalore (India) y paseando con toda la gracia por Roma (Italia), Ámsterdam (Holanda) o El Cairo (Egipto); otras veces aparece lanzándose en paracaídas o montando tabla en una vía chic y playera de Los Ángeles, como cualquier amante de los deportes extremos.

Pero fue su más reciente aventura la que movió el alma de muchos: sobre el fondo blanco de una postal se ve a Pixel, coronado siempre por una aureola, agarrando las manos de dos seres invisibles, con los ojos cerrados y una mochila de Colombia terciada; le queda claro a cualquiera que este perrito “análogo”, como lo describe Diego, está simplemente triste. Compungido.

La imagen, impresa en cientos de postales, fue distribuida por su creador entre redes de amigos a cambio de aportes para los hermanos de cuatro patas de Pixel, afectados por la tragedia de Mocoa (Putumayo). “A la fecha –dice- logramos recaudar algo más de un millón de pesos que se distribuyó en ayudas en la ciudad afectada por la avalancha”.

Para Diego se trata de un inmenso logro: “Pixel me ha llevado a mí, que soy tan reservado, a hacer cosas como retarme creativamente o sacar adelante esta campaña; hasta me ha permitido reconectarme con amigos, con personas con las que ya no hablaba”.

Pixel es la versión animada del pastor alemán que acompañó durante años a Diego; era su mejor amigo, su hermano, su compañero y un cómplice noble, inteligente y amoroso. Tras meses de padecer una muy dura enfermedad, murió en noviembre del 2015: “Después de eso decidí darme un tiempo, no adoptar a otro cachorro. Fue algo muy fuerte para mí, su ausencia pesó tanto que me cambió la vida por completo”.

 

¿Por qué se llamaba Pixel?

Porque los pixeles son la unidad básica, mínima, de una imagen digital… La base de todo.

A una persona que encontró en un perro animado un canal para contarle cosas al mundo, deben gustarle mucho los animales…

Sí. Los perros, por ejemplo, son dueños de un lenguaje universal. Todo el mundo identifica un ladrido o sabe qué significan un lengüetazo o una cola que se mueve. Están llenos de amor; son seres leales que entregan todo, que se quedan siempre al lado de uno y sienten lo que uno siente.

¿Cuándo nació Pixel ilustrado?

Siempre tuve la idea de hacer un dibujo de Pixel y vi muchas propuestas, sobre todo en internet. Tenía, por ejemplo, la referencia de Simon’s Cat, que me encantaba, y ya tenía algunos rayones de Pixel… Pero siempre pospuse el proyecto. La idea se concretó tras los atentados terroristas de finales del 2015 en París (Francia); tenía conocidos allá y me preocupé; en ese momento dibujé a Pixel agachado, triste y con su aureola, porque es un ángel, con la petición ‘Pray for Paris’ (Reza por París).

¿Por qué Pixel es análogo, siendo usted tan digital?

Porque Pixel, que me cambió la vida, que se quedó en mi corazón, me desdigitalizaba; me sacaba del computador, del celular y de las redes sociales y me reconectaba con la vida; era un ser espontáneo. Está hecho con un trazo rápido, natural y orgánico. Siempre he sabido que no es la superilustración, pero no me importa… Así es él.

Usted dice que él no es una extensión suya, sino él mismo…

Decidí hacer un Pixel todos los días, pero enfocado en lo que él, y no yo, pensaba de las cosas y de lo que pasaba en el mundo. De este modo le rindo un homenaje; es una forma de decirle al mundo que él sigue siendo un ser muy importante para mí.

No hay dos Pixel iguales…

Sí, desde que nació he hecho de él unos 400 dibujos, y cada uno está hecho a mano, creado para una situación particular. Pixel me puso a seguir a otros ilustradores, a analizar lo que hacían.

¿En qué momento pasó de ser un dibujo y se convirtió en proyecto?

Después de que me cambió todo el contexto, porque yo no ilustraba, empezaron a seguirme ilustradores y a hacer buenos comentarios sobre Pixel y su línea. Analicé las propuestas de otros creadores, que hacen cosas maravillosas, y lograron influenciarme. Entre ellos se cuenta Rafael Mantesso y sus composiciones con Jimmy Choo, su perro bull terrier

¿Por qué resultó viajando por el mundo?

No fue mi idea, ni siquiera lo pensé. Mi amiga Adriana García decidió un día irse por un tiempo a Europa; antes de partir me pidió que le hiciera un Pixel. Se lo llevó y lo fotografió con Roma (Italia). Ella lo posteó en Facebook, hablando en primera persona, saludando desde allá. Y fue un hit: en realidad daba la sensación de que él se iba de viaje. Después de eso los amigos, los conocidos, empezaron a decirme “Diego, dame un Pixel, me lo quiero llevar”. Así le ha dado ya la vuelta al mundo.

Es un personaje que siempre expresa solidaridad…

Pues siempre lo he asociado a cosas que pasan… Infortunadamente, pasan muchas malas y lo que trato es de cambiar esos momentos duros, de que la gente adquiera consciencia, cambie su estado de ánimo. La idea siempre es zafarse del amarillismo de la noticia y despertar solidaridad. Con eso en mente dibujé a Pixel después de los atentados de Francia, Bélgica, Túnez… Pero no se queda ahí: también expresa su dolor por pérdidas, conmemora eventos importantes… Total, la idea es ir más allá del video viral tonto, de las noticias vacías, de la gente con sus cosas e ir por lo distinto, lo enternecedor, lo inspirador.

Hay un Pixel para cada ocasión…

Sí, con el paso del tiempo la gente empezó a pedir que personalizara a Pixel ajustado al concepto del viaje. El recibo ha sido muy bueno, incluso entre los ilustradores… De hecho, alguien me hizo la sorprendente observación un día de que cuando veía a Pixel no lo asumía como un dibujo, sino como un ser vivo, y eso es difícil de lograr. Quizá a eso llegué por la relación que tuve con él en la vida real. Y aun cuando a veces yo diga que frente a otros trabajos este es un mamarracho, la verdad es que muchos no lo ven de ese modo. De hecho, jamás pensé hacer parte de un salón de ilustración como Ilustra Palabra, que se llevó a cabo aquí en Utadeo, pero así fue.

¿Cómo fue el proyecto con Mocoa?

Me vino a la cabeza un pensamiento que siempre tuve de joven: que uno siempre está esperando que alguien haga algo para animarse también a movilizarse por los demás. La verdad, nunca había hecho nada de este tipo. Tenía en proceso de elaboración una serie de postales con la imagen de Pixel, con las que pensaba ayudar a reunir alimentos para las fundaciones y refugios de animales en Bogotá y asistir a los perros abandonados.

¿En qué pensó cuando se enteró de la tragedia?

A mi cabeza vino la palabra “solidaridad”, y decidí que pintaría un Pixel triste, tomando de la mano a dos Pixel invisibles, que nos representan a todos. Me moví entre amigos, conocidos y redes sociales. Reunimos más de un millón de pesos, y van a seguir llegando recursos a medida que las postales se vendan.

Y qué viene con él, porque claramente tiene el potencial de convertirse en algo más grande…

No quiero lucrarme ni hacer plata ni llenarme de seguidores a costa de Pixel. Él es un personaje orgánico, natural y único, y me señalará el camino; lo que pase, pasará. Sí sé que quiero organizar una campaña más constante para ayudar a fundaciones que asisten a los perros de la calle; generar retos creativos alrededor de él, crear art toys de él en blanco para que los niños los pinten… Pero no quiero forzar nada; él dirá hasta dónde quiere llegar.

¿Se animará algún día a tener a un Pixel Segundo en su vida?

Lo he pensado, pero lograrlo me exige organizarme para darle una buena vida, no para dejarlo encerrado en un patio. Recibiría de muy buena gana a otro pastor alemán, pero jamás lo compraría. Me gustaría que fuera hembra y le pondría Tera… Pixel es la mínima unidad digital, Tera, al contrario, es la máxima capacidad. Y ahí cabe mucho amor.

 Conozca más de este proyecto en

Facebook: Pixel Adventures

Twitter: @pixelAdv3ntures

Instagram: diegosanchezp

Fotos

Reconocimiento personería jurídica: Resolución 2613 del 14 de agosto de 1959 Minjusticia.

Institución de Educación Superior sujeta a inspección y vigilancia por el Ministerio de Educación Nacional.