El futuro internacional de Colombia se discutió en Utadeo

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El futuro internacional de Colombia se discutió en Utadeo
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Miércoles, Septiembre 13, 2017
Estudiantes
Humberto de la Calle y el Centro de Información y Documentación de Barcelona hablaron del panorama político e internacional del país.
Fotografía Laura Vega - Oficina de Comunicación

Si algo cambió el panorama internacional de Colombia en los últimos años fue llevar a cabo el proceso de paz con las FARC-EP. Este hecho, que pone fin a un conflicto interno que llevaba más de 50 años en el país, no solo tuvo repercusiones adentro sino en la política exterior y la mirada que tienen los otros países sobre Colombia.

Por esta razón, el Centro de Información y Documentación de Barcelona decidió hacer un perfil sobre la coyuntura que vive el país y convertir a Colombia en el protagonista central de su Anuario Internacional CIDOB, una revista académica de análisis profundos y meditados, que aborda los hechos más importantes del año.

“Puede parecer un exceso de arrogancia de nosotros, desde Barcelona, que hablemos sobre Colombia, el conflicto y el proceso de paz. Pero nosotros, en CIDOB, trabajamos en dos perspectivas: traemos elementos de reflexión a nuestra propia sociedad civil, para la toma de decisiones; y, además, colaboramos con autores de los países trabajados, en este caso, autores colombianos”, afirma Jordi Bacaria, director de CIDOB, quien estuvo el pasado el 5 de septiembre en Utadeo.

 

Jordi Bacaria - Director del Centro de Información y Documentación de Barcelona

Pensando en lo anterior, CIDOB decidió realizar el lanzamiento de su más reciente número en Colombia y mostrar sus hallazgos al país. El evento contó con la presencia de Humberto de la Calle, jefe negociador del Gobierno en La Habana; Sandra Borda, decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad; y Juan Garrigues, investigador asociado de CIDOB.

En su charla, Humberto de la Calle presentó el panorama internacional del proceso de paz de Colombia, que lejos de ser un asunto mediático, buscó generar un espacio neutral para ambas partes y que permitiera generar un proceso de reconciliación profundo. Lo anterior, como aprendizaje de anteriores procesos de paz llevados en el país.

Humberto de la Calle - Jefe negociador del gobierno en La Habana

Por esta razón, el acuerdo no contó con intermediarios entre las partes sino con figuras garantes y acompañantes (una por cada lado de la mesa y con asiento en todos los diálogos que tuvieran lugar, que fueron Cuba y Venezuela junto a las FARC y Noruega y Chile junto al gobierno). De igual manera, el pacto de la Habana contó con el apoyo de Naciones Unidas en la etapa del posacuerdo, como un garante de calidad que asegurara el cumplimiento de lo acordado.

Escoger La Habana como lugar de negociación tampoco fue gratuito. Una de las condiciones iniciales del gobierno fue no despejar territorios en Colombia, un hecho que habría servido de excusa para hablar de la pérdida de legitimidad del Estado o de ceder territorio a la guerrilla. Igual fue la razón por la que los acuerdos no se hicieron en Venezuela, un país vecino que genera contradicciones entre los ciudadanos colombianos.  

Aun así, las precauciones tomadas no funcionaron plenamente. De la Calle reconoce que el espaldarazo internacional que tuvo el proceso no se vio reflejado en el país. Una prueba de esto fue la no refrendación de los acuerdos por parte de la ciudadanía y la creciente polarización que se generó posteriormente; una actitud que él define como “miopía selectiva”, haciendo referencia a los procesos de desarme que hubo con los actores del paramilitarismo.

Lejos de ser una patología colombiana, el español Juan Garrigues explica que el 50 % de los acuerdos de paz en el mundo fracasan y que los conflictos vuelven a empezar, incluso una vez firmados. Para el investigador, uno de los elementos de mayor cuidado es el tratamiento judicial a las penas, algo que en España vivieron hace aproximadamente 40 años, en un momento en que se otorgó amnistía plena a los militares del régimen franquista; un hecho que hoy en día reclaman los jóvenes españoles que no vivieron ese proceso.

Juan Garrigues - Investigador asociado CIDOB

¿Nos arrepentiremos dentro de 40 años por no haber otorgado mayores penas a los excombatientes de las FARC? Humberto de la Calle afirma que no. El documento del acuerdo es enfático en este punto: no hay amnistía general. Esto quiere decir que los delitos de lesa humanidad y las graves violaciones a los derechos humanos, entre otros delitos, serán juzgados por la jurisdicción especial para la paz, un órgano que buscará satisfacer los derechos de las víctimas de la justicia.

Lejos de ser un tema cerrado, las elecciones presidenciales del próximo año amenazan con echar para atrás los acuerdos. Una lucha que Humberto de la Calle piensa dar desde una “discusión razonable”, lejos de las emociones que dividen y fracturan al país.

Una apuesta errónea, según Sandra Borda, quien considera que juzgar el apasionamiento es no entender el contexto político actual. “Es necesario convertir en plataforma política las emociones”, ya que lo que determina las preferencias es alguien que logre articular esos sentimientos. Y para ello, recomienda construir una narrativa, una historia que incluya y conmueva.

Sandra Borda - Decana de la Facultad de Ciencias Sociales de Utadeo

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