Juleine Puentes Orjuela
Observatorio de Construcción de Paz
El pasado 15 de mayo de 2012 se posesionó el nuevo presidente de Francia François Hollande, y se genera la duda si durante su gobierno va a realizar acciones que vayan a favorecer procesos de paz en Colombia. Dado que en el año 2002 la ciudadana franco-colombiana Ingrid Betancourt fue secuestrada por las FARC (manteniéndola en su poder durante 6 años), la posición del gobierno francés, encabezado por el presidente Nicolás Sarkozy, estuvo marcada por una voluntad política y una activa participación para la liberación de Ingrid Betancourt. Una de sus acciones más significativas en ese sentido fueron los diálogos que sostuvo con los gobiernos de Venezuela, Colombia y Estados Unidos para buscar un intercambio humanitario.
En contraste, aunque lleva poco tiempo de gobierno, Hollande ya dejo clara su posición de no inmiscuirse en la vida política de Colombia. Efectivamente, después de su liberación, el periodista francés Rómeo Langlois –quien fue secuestrado por las FARC el pasado 28 de abril y estuvo retenido por 33 días- entregó un comunicado a Hollande, donde el grupo guerrillero sugirió que Francia fuera un país mediador en un posible proceso de paz. El presidente francés dijo que no lo haría.
Aunque bajo el Derecho Internacional el principio de la no intervención en los asuntos internos de otros Estados es primordial, no hay que dejar de lado que Colombia necesita apoyo de la comunidad internacional para enfrentar problemas colectivos como el narcotráfico y el comercio ilegal de armas. Hay países como Estados Unidos, y la propia Francia, que tienen experiencia y recursos para aportar en esta problemática que está consumiendo al país. Pese a esto, Francia parece no ser un buen candidato para cooperar con Colombia, pues la prioridad de Hollande está enfocada en estabilizar la economía de la Unión Europea y en el retiro de las tropas en Afganistán; inclusive, la política exterior de Francia está centrada en China y Estados Unidos. Igualmente, el gobierno colombiano está de acuerdo en que gobiernos extranjeros no intervengan en una eventual negociación con el grupo guerrillero.
A pesar a los esfuerzos realizados por Nicolás Sarkozy, la transformación de los intereses internos de Francia hace que el escenario en el cual el actual gobierno tenga iniciativas para apoyar y contribuir de una forma más activa en temas de paz en Colombia no sea una posibilidad. Además, las dinámicas del conflicto colombiano también han cambiado, de tal forma que el Estado colombiano está asumiendo un rol activo en contra de las acciones perpetuadas por las FARC sin necesidad de la injerencia de otros Estados. Sin embargo, está política será ineficaz mientras sigan existiendo secuestros de ciudadanos extranjeros, pues estos permitirán, dependiendo del caso, que los gobiernos intervengan en futuras negociaciones con algún grupo al margen de la ley.