Yulitza Herrera es la instructora del grupo básico y avanzado de danza árabe del área de arte y cultura de Bienestar Universitario. Lleva 16 años ´moviendo la cadera´ al son del arghul, el bendir, los crótalos y el rabel (instrumentos de la música árabe), y hace 9 años orienta y enseña a estudiantes, egresados, funcionarios y profesores, acerca de los movimientos propios de la danza árabe. Al respecto nos menciona que:
“Ha sido un proceso bastante complejo, el trabajo depende de las participantes por generación. Hoy es un orgullo ver que muchas estudiantes ejercen como bailarinas profesionales, aparte de su carrera. Son egresadas y bailarinas gracias a la Universidad Jorge Tadeo Lozano”
El proceso de aprendizaje se da desde los niveles básico y avanzado. Se aprende a conocer los ritmos de la música árabe y a coordinar el movimiento de su cuerpo armonizando con las diferentes melodías. No sólo asimilan los pasos de baile, sino que también reciben formación sobre la teoría musical, pues “no es solo poner la música y bailar, según los instrumentos: la percusión, los de cuerda y los melódicos, sino que se debe hacer cierto tipo de movimientos, de esa manera se asimila el ritmo y eso es lo que hacemos en la Tadeo” señala Yulitza.
La danza árabe desarrolla muchos valores, desde subir la autoestima, hasta el empoderamiento femenino. Los movimientos de la pelvis significan la raíz, el inicio de la vida, donde se conecta el primer chakra (centro de energía corporal), es esa parte de la conexión con la tierra. Al realizar esta práctica se genera un tipo especial de energía con una carga alta de sensualidad, naturalidad y femineidad que al liberar endorfinas genera una sensación de bienestar. Contribuye a mejorar la flexibilidad y a tonificar los músculos del abdomen a la vez que moviliza todos los órganos ubicados en el suelo pélvico lo que hace que funcionen perfectamente.
“Es verdad, se siente la energía, uno cree en la belleza de uno mismo. La danza árabe trabaja la coordinación, la motiricidad, la diversión, el compartir. Trabaja la parte interna de la mujer y se convierte en parte de tu vida, las tadeístas no pueden dejar de bailar, se enamoran de la danza y de ellas mismas”