La acogida por parte del público a la exposición de fotografías del proyecto Sempre Donna, Siempre Mujer fue grande y sincera. En la Sala Alterna del Museo de Artes Visuales de Utadeo se reunieron personajes con corbata, hermanas de la congregación, estudiantes tadeístas, curiosos e interesados que encontraron allí una forma de expresión válida, que no busca la entereza del ego artístico por sobresalir, sino brotar desde la empatía para estrechar vínculos.
Dentro de la formalidad de la presentación, habló la rectora Utadeo, Cecilia María Vélez; la Superiora General del Hogar Clarita Santos de la Congregación Siervas de Cristo Sacerdote, Sor María Raquel Escalante, y el agregado cultural de Italia, Uberto Malizia. Allí, cada voz se vio fortalecida por la anterior, dando una vista general de los interesados en ayudar a esta congregación, cuya noble labor necesita el acompañamiento y la ayuda de muchas personas.
La academia toma parte y se hace responsable de la transformación social. Los estudiantes de Cine y Televisión, Comunicación Social-Periodismo y Fotografía retrataron en sus letras, videos e imágenes el día a día de las mujeres que integran esta casa.
En cada una de las más de cien fotografías encontramos espacios, objetos y rostros de las mujeres que resisten. En el Hogar Clarita Santos de la Congregación Siervas de Cristo Sacerdote viven 140 mujeres, entre niñas, adultas y ancianas, que fueron dejadas atrás por el peso inamovible de la historia, la misma que construye sociedades, ciudades y edificios, pero relega a los desadaptados, a los débiles y a los enfermos.
Distintas en todas sus formas, estas mujeres sirvieron como esquema de esa traza olvidada en el cuadro al óleo, reseco y chillón, que es nuestra especie. Son arrugas que denotan experiencia, son ojos cansados que brillan sin necesidad de flash, son camas tendidas, muñecos de felpa, flores como guardianas del jardín de la casa y religiosas trabajando por hacer la vida mejor a otros.
Ayudar a los otros se ha olvidado en las lógicas actuales. Dentro de una ciudad ruidosa y estridente como Bogotá, pensar en el otro es rebajarse, dejar de lado el instinto animal que caracteriza acciones como pasar por encima del otro u olvidar que aquel es también un ser que siente. Difícil reflexión que traen a colación estas fotos, sobre todo porque las mujeres muchas veces son las más vulneradas.
Aunque chocaron las copas, comieron los asistentes y se logró subastar una gran cantidad de obras dentro del evento, lo más importante es el hecho de que se está generando una respuesta frente a la búsqueda por sembrar la semilla de una sensibilidad social.
Esta exposición muestra, en palabras del agregado cultural italiano, “la verdadera cara de la vulnerabilidad de la mujer en Colombia”, por eso asistir a ella es un ejercicio clave de apropiación, empatía y solidaridad frente a los demás.
En un momento tan álgido para las mujeres, dentro de un contexto de reivindicación de género, luchas sociales y búsqueda de dignidad, se hace indispensable dar la mano y voltear la vista a un trabajo tan importante como el de las hermanas del Hogar Clarita Santos, resaltando su labor caritativa con las mujeres más olvidadas de la sociedad, que sufren la violencia y el rechazo, mujeres que podríamos decir, en fin, que resisten.
Por: Jorge Llanos
Oficina de Comunicación Utadeo
