Dos discursos desafortunados. Así califica el profesor emérito de Utadeo, Salomón Kalmanovitz, en su más reciente columna de opinión en El Espectador, las palabras de Duque y Petro, tras conocerse los resultados de las elecciones presidenciales, el pasado 17 de junio. Para el columnista, el presidente electo “no tuvo la gallardía de nombrar a Petro o de felicitarlo por su buena votación; escondió a Uribe y a Ordoñez, pero es claro que ahí están y van a tener gran influencia ideológica en su gobierno”.
Por su parte, Kalmanovitz cuestiona a Petro por mostrarse radical y soberbio, al mencionar que todos los votos obtenidos eran suyos y no pertenecían a otros sectores políticos.
De igual forma estima que Duque saboteó la discusión sobre la Justicia Especial para la Paz, sin aún tomar posesión como presidente de la República. Así mismo, afirma que el nuevo presidente necesitará consolidar alianzas con los partidos clientelistas a cambio de gobernabilidad, lo cual fomentará aún más la corrupción y debilitará la capacidad del gobierno, pero también asegura, el ala radical del Centro Democrático se verá afectada al tener que “compartir cobijas” con tecnócratas y policastros que harán parte del gabinete.
Kalmanovitz asegura que Duque no podrá apartarse de la influencia de Uribe, pues este mantendrá una estrecha relación con las élites del país, así como su influencia en el Congreso: “Ya no servirán las acusaciones de castrochavismo o de guerrilleros comunistas para acallar las voces que se levanten contra las políticas de Duque. ¿Podrá o querrá el nuevo Gobierno tomar medidas, entre otras, contra la violencia ejercida privada e impunemente contra los líderes sociales?”, se cuestiona.